En nuestro viaje de Semana Santa a Valparaíso en autobús, fuimos acompañados por cuatro o cinco (una multitud) de niños que no cesaron de chillar, cantar, corretear, llorar, pelear, jugar...durante todo el trayecto.
Ello me llevó a pensar de nuevo en lo de adquirir un enano.
Y cuantas más vueltas le doy más ventajas se me ocurren.
Por ejemplo: lo puedes enviar a trabajar para contribuir a la economía doméstica sin que ello suponga un delito.
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