Ave Fénix de hormigón y asfalto, se hiergue firme entre escombros, entre edificios descascarillados, entre las ruinas de lo que no pudo ser.
Dama de alta cuna venida a menos, con las joyas empeñadas y los vestidos apolillados pero la mirada al frente y la elegancia intacta.
Buenos Aires se sacude los malos tiempos al compás de un tango que nunca cesó.
¿Viste, linda? Luego de todo seguís parada.
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