domingo, 7 de octubre de 2007

15. Mezquino.

Acabo de ver cómo Hamilton se sale de la pista. Y acabo de escuchar cómo los comentaristas celebraban la salida de pista. Mezquino, me ha parecido lo más mezquino del mundo, comentándolo con mi padre le he dicho, es como si un periodista deportivo se alegrara de la lesión de un jugador de fútbol. Mi padre me ha mirado, me ha dicho qué inocente eres, yo he visto cómo de alegraban de lesiones de futbolistas muchos comentaristas.

Pues no lo entiendo. A lo mejor es mi falta total de espíritu competitivo, aunque pienso que la competitividad no está reñida con el juego limpio. O es que Alonso llorando por las esquinas no me conmueve, será que compenso la falta de espíritu competitivo con la crueldad.

En un programa de radio, hace unos días, el tema era Alonso en el mundial, si iba a ganar o no, cómo lo veían los oyentes. Pues hubo una llamada que me dejó alucinada, un hombre decía que había que hacer boicot a Mercedes porque estaban tratando muy mal a Alonso. Y que él ya lo había hecho al no comprarse un coche de esa marca. Al rato llamó otro oyente diciendo que él también había hecho boicot a Mercedes, a Porsche, a BMW, a Lamborgini y a Ferrari y que se había comprado un Opel Corsa, jajajja, pensé menos mal alguien con sentido común.

Es lo mismo que la gente que discute e incluso llega a las manos por defender a su equipo de fútbol. Umm, veamos, pegarme con alguien por defender a doce jugadores, que por supuesto no me van a dar ni un duro de sus bolsillos, que si pierden o ganan a mi vida no le va a dar un vuelco, y que si les ofrecen más dinero cambiarán de colores, esos colores que tanto defienden sus seguidores, sí otro de mis espíritus es el materialista.

Se supone que un periodista, sea de lo que sea, debe ser imparcial, sí ya lo sé, se supone. Y también que es difícil ser imparcial porque somos humanos, tenemos nuestras ideas y al final saldrán a la luz en nuestro trabajo. Vale, aceptamos barco, pero lo que no debe ser, es que un periodista de saltos de alegría por la desgracia de un deportista, como si Alonso no tuviera boca para defenderse y necesitara ayuda, pobrecillo que no tiene dinero, ni medios para hacerse oír.
O el problema es que si Alonso no gana, no ve nadie la Fórmula 1, y si deja de interesar la Fórmula 1, la cadena deja de ingresar dinero y el periodista en cuestión va a tener que buscarse otro ídolo al que adorar.

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