Un día cualquiera, escucho la radio mientras me ducho (herencia materna, levantarme y poner la radio). Y como casi todas las mañanas termino discutiendo con algún comentarista o algún entrevistado.
Ésta mañana le ha tocado discutir conmigo a una mujer, ufff no recuerdo su trabajo concreto, creo que era algo de feminista con mucho tiempo, o feminista en pro de ideas inútiles, vamos que no recuerdo muy bien a qué se dedicaba. Lo que sí recuerdo era lo que defendía, bajo el paraguas de feminismo e igualdad, que usar el masculino como genérico hacía invisibles a las mujeres en la sociedad.
Y de repente empezó a soltar perlas que se les habían ocurrido en su organización, tales como el uso de “niños y niñas” en la misma frase, “compañeros y compañeras” (fluidez en el lenguaje, qué estupidez, mejor alargar las frases para no ofender a nadie), la mujer empezaba a recordarme a Ibarretxe en sus discursos.
Pero lo mejor fue cuándo empezó a hablar de profesiones, ahí ya fue genial, estuve por salir de la ducha y coger un bolígrafo para apuntar. Y aprendí nuevas palabras, lástima que sólo recuerde las más fáciles cómo conserja, árbitra, sí éstas suenan más o menos bien, pero no recuerdo las otras, sólo recuerdo que cada vez que soltaba una mis ojos se agrandaban como platos y mis oídos se quejaban.
A lo que voy, muchas mujeres bajo el amparo de feminismo se dedican a defender ideas absurdas. Esto implica que se metan en el mismo saco a todas las mujeres que se definen feministas, incluso el propio término ha acabado devaluado. Aunque yo todavía no he conseguido que nadie me defina el término feminista y nunca he sabido encuadrarlo.
Para mi igualdad no es que me llamen conserja en vez de conserje. Es cobrar lo mismo que un hombre por el mismo trabajo, que no tenga que elegir entre trabajo y maternidad (más guarderías públicas por ejemplo, más ayudas). Que los hombres no se crean que con comprar el pan los domingos ya es suficiente. Que no se ayuda en la casa, la casa es de los dos, y si trabajamos fuera los dos, se reparten las tareas.
Para mi igualdad no es que me den un trabajo sólo por ser mujer, no me gustan los cupos, ni la discriminación positiva; ¿cómo van a ir unidas las palabras discriminación y positiva en la misma frase? Colocar a una mujer en un puesto de trabajo, sólo por el mero hecho de ser mujer no ayuda en nada creo yo.
Sí, ya sé que en muchos puestos de trabajo si hay dos candidatos, hombre y mujer, muchas veces se decantan por el hombre. Pero esa idea de que el hombre se va a entregar más en el trabajo, está demasiado arraigada. Y es falsa por supuesto, pero no sé cómo el sistema de cupos va a remediar eso.
En definitiva, sí es complicado todo, pero creo que los cambios deben ser más profundos que quitar una “e” para poner una “a”.
Ésta mañana le ha tocado discutir conmigo a una mujer, ufff no recuerdo su trabajo concreto, creo que era algo de feminista con mucho tiempo, o feminista en pro de ideas inútiles, vamos que no recuerdo muy bien a qué se dedicaba. Lo que sí recuerdo era lo que defendía, bajo el paraguas de feminismo e igualdad, que usar el masculino como genérico hacía invisibles a las mujeres en la sociedad.
Y de repente empezó a soltar perlas que se les habían ocurrido en su organización, tales como el uso de “niños y niñas” en la misma frase, “compañeros y compañeras” (fluidez en el lenguaje, qué estupidez, mejor alargar las frases para no ofender a nadie), la mujer empezaba a recordarme a Ibarretxe en sus discursos.
Pero lo mejor fue cuándo empezó a hablar de profesiones, ahí ya fue genial, estuve por salir de la ducha y coger un bolígrafo para apuntar. Y aprendí nuevas palabras, lástima que sólo recuerde las más fáciles cómo conserja, árbitra, sí éstas suenan más o menos bien, pero no recuerdo las otras, sólo recuerdo que cada vez que soltaba una mis ojos se agrandaban como platos y mis oídos se quejaban.
A lo que voy, muchas mujeres bajo el amparo de feminismo se dedican a defender ideas absurdas. Esto implica que se metan en el mismo saco a todas las mujeres que se definen feministas, incluso el propio término ha acabado devaluado. Aunque yo todavía no he conseguido que nadie me defina el término feminista y nunca he sabido encuadrarlo.
Para mi igualdad no es que me llamen conserja en vez de conserje. Es cobrar lo mismo que un hombre por el mismo trabajo, que no tenga que elegir entre trabajo y maternidad (más guarderías públicas por ejemplo, más ayudas). Que los hombres no se crean que con comprar el pan los domingos ya es suficiente. Que no se ayuda en la casa, la casa es de los dos, y si trabajamos fuera los dos, se reparten las tareas.
Para mi igualdad no es que me den un trabajo sólo por ser mujer, no me gustan los cupos, ni la discriminación positiva; ¿cómo van a ir unidas las palabras discriminación y positiva en la misma frase? Colocar a una mujer en un puesto de trabajo, sólo por el mero hecho de ser mujer no ayuda en nada creo yo.
Sí, ya sé que en muchos puestos de trabajo si hay dos candidatos, hombre y mujer, muchas veces se decantan por el hombre. Pero esa idea de que el hombre se va a entregar más en el trabajo, está demasiado arraigada. Y es falsa por supuesto, pero no sé cómo el sistema de cupos va a remediar eso.
En definitiva, sí es complicado todo, pero creo que los cambios deben ser más profundos que quitar una “e” para poner una “a”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario