Hay quien piensa que soy rara porque permanezco cerca de mi ex, porque sigue siendo una persona muy importante para mí, porque nos vemos bastante y nos reímos juntos, nos hacemos regalos, seguimos compartiendo trocitos de nuestras vidas, aunque cada uno tenga una nueva pareja. Aun así, y aunque hoy ya no importe, yo sigo pensando que pudimos hacerlo mejor en su momento, cuando rompimos y cuando, un anyo después, pasamos por una fase de alejamiento que me costó muchísimo superar. No entiendo que haya que prescindir de las personas a las que se quiere, no entiendo ese romper recuerdos y seguir adelante sin todo lo que el otro puede seguir aportándonos.
O sí, lo entiendo, pero lo temo. Puedo entender que sea necesario en un momento dado, que se necesite apartarse del otro para poder encontrar el camino nuevo que se tiene que empezar a recorrer tras la ruptura. Que la presencia del otro no sirva más que para hacernos danyo. Que tengamos que romper no sólo con él, sino con los lugares, cosas, gente... que nos recuerdan esa etapa. Puedo entenderlo, pero mi opción es otra. Yo, en mis historias, voy a seguir intentando la tan manida frase de "...podemos seguir siendo amigos..." porque creo firmemente en ella. Creo que cuando no hay mentiras de más, cuando se controlan los reproches, cuando los dos han querido sinceramente, se pueden intentar minimizar los danyos y no causarlos innecesariamente -en una ruptura ya hay demasiado dolor como para causar de más sin ser necesario-. Aprender a reconducir los sentimientos, aprender a quererse de otra manera... y seguir cerca.
Y quiero creer que es posible, como lo hemos conseguido nosotros dos, y mejor aún, sin los reproches que hubo, sin las ausencias que en nuestro caso él sí necesitó, sin ese paréntesis. Porque confío en que cuando el amor se acaba, pueda ser civilizadamente y convertirse en una amistad enriquecedora. Porque cuando alguien te ha llegado a conocer tanto puede aportarte muchísimo. Y también porque lo contrario, prescindir de mis mayores vínculos, me daría demasiado miedo.
[La imagen que encabeza este post la encontré en un vídeo que colgó Jornalerodelagloria en su blog... Gracias!!]
O sí, lo entiendo, pero lo temo. Puedo entender que sea necesario en un momento dado, que se necesite apartarse del otro para poder encontrar el camino nuevo que se tiene que empezar a recorrer tras la ruptura. Que la presencia del otro no sirva más que para hacernos danyo. Que tengamos que romper no sólo con él, sino con los lugares, cosas, gente... que nos recuerdan esa etapa. Puedo entenderlo, pero mi opción es otra. Yo, en mis historias, voy a seguir intentando la tan manida frase de "...podemos seguir siendo amigos..." porque creo firmemente en ella. Creo que cuando no hay mentiras de más, cuando se controlan los reproches, cuando los dos han querido sinceramente, se pueden intentar minimizar los danyos y no causarlos innecesariamente -en una ruptura ya hay demasiado dolor como para causar de más sin ser necesario-. Aprender a reconducir los sentimientos, aprender a quererse de otra manera... y seguir cerca.
Y quiero creer que es posible, como lo hemos conseguido nosotros dos, y mejor aún, sin los reproches que hubo, sin las ausencias que en nuestro caso él sí necesitó, sin ese paréntesis. Porque confío en que cuando el amor se acaba, pueda ser civilizadamente y convertirse en una amistad enriquecedora. Porque cuando alguien te ha llegado a conocer tanto puede aportarte muchísimo. Y también porque lo contrario, prescindir de mis mayores vínculos, me daría demasiado miedo.
[La imagen que encabeza este post la encontré en un vídeo que colgó Jornalerodelagloria en su blog... Gracias!!]
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