No sé qué tengo dentro, no sé quién soy. O lo sé demasiado bien, soy demasiado, soy más de lo que puedo ser, soy dos en uno.
Estoy dividida, dualizada como hacía mucho tiempo. Segregada en dos en cada cosa que hago, cuando escribo, cuando me estoy quedando dormida, cuando elijo qué libro leer... en cada gesto, dos opuestos que pugnan para ver quién gana la partida sin saber que ambos van a perderla, que pronto no habrá más partida que jugar.
Me canso, me agoto, me arrastro y acabo quedándome dormida en posición fetal en cualquier portal que pueda resguardarme un poco del frío, de la noche, de las pisadas de desconocidos que no saben no contestan.
Sólo el suenyo nos salva de nosotros...
(Escuchando canciones de la banda sonora de Amélie)
Estoy dividida, dualizada como hacía mucho tiempo. Segregada en dos en cada cosa que hago, cuando escribo, cuando me estoy quedando dormida, cuando elijo qué libro leer... en cada gesto, dos opuestos que pugnan para ver quién gana la partida sin saber que ambos van a perderla, que pronto no habrá más partida que jugar.
Me canso, me agoto, me arrastro y acabo quedándome dormida en posición fetal en cualquier portal que pueda resguardarme un poco del frío, de la noche, de las pisadas de desconocidos que no saben no contestan.
Sólo el suenyo nos salva de nosotros...
(Escuchando canciones de la banda sonora de Amélie)
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