...barro el suelo.
Aparecen las cosas más insospechadas. Una goma del pelo, un grito en la noche, una película compartida. El jardín japonés del Rheinaue con una fuente de agua con gas, amarga con ganas. Una hilera de patos siguiendo a su madre y una pareja preocupada por el destino del más pequenyo, que anda despistado, independiente, perdido después.
Barro sillas voladoras parisinas, el algodón de azúcar más grande del mundo -varias copas lo atestiguan-, mimos que se dejan hacer fotos, ciudades engalanadas de luz, el arte shaolin aplicado al fútbol por obra y gracia de Cabeza de Hierro y Pierna Dorada, champinyones en los pies, pueblos guerreros enemistados, bicicletas rebeldes, un luxemburgués borrachuzo declarándole la guerra a los spaniards, pollo a la vasca y agua que se llama Buteildó.
Barro unas nubes negras en el horizonte que quizá nublen la esperanza; un pequenyo cactus belicoso; the larch (cómo?) - the laaaaarch; Richard Linklater despertando nuestros suenyos; un trocito de valor para charlar con Amin Maalouf; Ramón el mejillón y Adelino el submarino haciendo el equipaje y marchándose de viaje; Morfeo, el senyor de los Suenyos -por qué yo soy Delirio?-; demagogias y Juanjosemilladas; un anillo que pesa demasiado y que no puedo llevar (pero sí a usted).
Barro las fichas de puzzle en las esquinas, lunas y estrellas bajo la cama, dos conciertos, un debate sobre Oriente Medio y otro sobre Terrorismo y Religión, barro un barrio entero del mapa y tres atlas desperdigados, barro, barro, barro...
Creo que todo esto ya lo he barrido antes... meneo la cabeza, saco el recogedor, todo acaba en la basura. Y cuando la saco al portal, sé que nadie que buscara dentro sabría qué son todas esas cosas. A nadie le traerían las sonrisas que nos trajeron. Para nadie tiene sentido este post.
La próxima vez que barra, me encontraré de nuevo los recuerdos por los rincones. Mezclados con basura... y volveré a tirarlos para que suban a escondidas y me tropiece con ellos. Mejor así... seguramente no los tiraría si pensara que podría perderlos.
Lloro. Y mi brazo llora también.
(Escuchando "Asturias", de Melendi... si probaste su manzana, te enganchará su veneno // Asturias envenena, bien lo sabes tú...)
Aparecen las cosas más insospechadas. Una goma del pelo, un grito en la noche, una película compartida. El jardín japonés del Rheinaue con una fuente de agua con gas, amarga con ganas. Una hilera de patos siguiendo a su madre y una pareja preocupada por el destino del más pequenyo, que anda despistado, independiente, perdido después.
Barro sillas voladoras parisinas, el algodón de azúcar más grande del mundo -varias copas lo atestiguan-, mimos que se dejan hacer fotos, ciudades engalanadas de luz, el arte shaolin aplicado al fútbol por obra y gracia de Cabeza de Hierro y Pierna Dorada, champinyones en los pies, pueblos guerreros enemistados, bicicletas rebeldes, un luxemburgués borrachuzo declarándole la guerra a los spaniards, pollo a la vasca y agua que se llama Buteildó.
Barro unas nubes negras en el horizonte que quizá nublen la esperanza; un pequenyo cactus belicoso; the larch (cómo?) - the laaaaarch; Richard Linklater despertando nuestros suenyos; un trocito de valor para charlar con Amin Maalouf; Ramón el mejillón y Adelino el submarino haciendo el equipaje y marchándose de viaje; Morfeo, el senyor de los Suenyos -por qué yo soy Delirio?-; demagogias y Juanjosemilladas; un anillo que pesa demasiado y que no puedo llevar (pero sí a usted).
Barro las fichas de puzzle en las esquinas, lunas y estrellas bajo la cama, dos conciertos, un debate sobre Oriente Medio y otro sobre Terrorismo y Religión, barro un barrio entero del mapa y tres atlas desperdigados, barro, barro, barro...
Creo que todo esto ya lo he barrido antes... meneo la cabeza, saco el recogedor, todo acaba en la basura. Y cuando la saco al portal, sé que nadie que buscara dentro sabría qué son todas esas cosas. A nadie le traerían las sonrisas que nos trajeron. Para nadie tiene sentido este post.
La próxima vez que barra, me encontraré de nuevo los recuerdos por los rincones. Mezclados con basura... y volveré a tirarlos para que suban a escondidas y me tropiece con ellos. Mejor así... seguramente no los tiraría si pensara que podría perderlos.
Lloro. Y mi brazo llora también.
(Escuchando "Asturias", de Melendi... si probaste su manzana, te enganchará su veneno // Asturias envenena, bien lo sabes tú...)
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