Una cosa que me encanta de los pequenyajos es su capacidad de sorprenderse continuamente a medida que van descubriendo el mundo. Esos ojos brillantes asombrados, esa boca abierta, ese senyalar con el dedo cualquier revelación que a nosotros nos suele parecer natural y a ellos maravillosa... es sencillamente genial.
Y una cosa que me encanta de mí... es que no he perdido -o no del todo- esa capacidad de sorpresa. Que me siguen ilusionando las pequenyas cosas y no sé si hasta se me pone voz de ninya cuando llamo la atención de quien esté conmigo sobre cualquier nuevo descubrimiento que hago.
Por eso, que hoy haya salido el arco iris ha sido motivo de sobra para sonreír ampliamente y exclamar "mira, mira, el arco iris!!!" como si fuera un pequenyo milagro de luz y color. Y ya no me han importado las gotas de lluvia ni los nubarrones grises que iban tomando el cielo poco a poco, porque me han traído también un pequenyo momento de felicidad infantil.
Y por eso también, cuando al llegar a Alcalá de Henares hemos visto tres cigüenyas sobrevolando el cielo, mi dedo ha vuelto a senyalar, la sonrisa que aún no se había borrado ha acariciado mis orejas y la misma voz infantil ha gritado "Y mira las cigüenyas!!!"
Y me encanta, me gusta tener esas explosiones infantiles de alegría por cosas tan simples como una cigüenya en el cielo o los siete colores del arcoiris abriéndose paso entre nubarrones grises. Me gusta seguir ilusionándome si una mariquita se posa cerca de donde estoy, o al ver un cachorrito de perro, con el sabor del algodón de azúcar de una feria o cuando un avión despega y el estómago se hace una bolita. Me gusta no perder la sensación de novedad aunque lo haya hecho muchas veces, y seguir haciéndolo con casi las mismas ganas, con esa sonrisa emocionada. Me encanta ser así de ninya... :-)
Además, con el post ya fraguándose en la cabeza, me he sentado a buscar imáganes de cigüenyas en la Red, y me he encontrado con ésta:
Y me ha parecido el final redondo para un post que habla de arco iris y de cigüenyas, y de no perder la capacidad de sorprendernos e ilusionarnos con las cosas más sencillas y cotidianas (lo que seguramente sea una de las claves de la felicidad, al menos de la mía). La doble sorpresa de la cigüenya recortándose sobre el arco iris. La doble sonrisa que trae con su vuelo desgajado en colores...
[La imagen que encabeza el post no tiene autor conocido. La que lo cierra, que puedes ver a tamanyo completo haciendo click sobre ella, es de la galería que Cctrilla tiene en flickr, a la que puedes acceder AQUÍ]
Y una cosa que me encanta de mí... es que no he perdido -o no del todo- esa capacidad de sorpresa. Que me siguen ilusionando las pequenyas cosas y no sé si hasta se me pone voz de ninya cuando llamo la atención de quien esté conmigo sobre cualquier nuevo descubrimiento que hago.
Por eso, que hoy haya salido el arco iris ha sido motivo de sobra para sonreír ampliamente y exclamar "mira, mira, el arco iris!!!" como si fuera un pequenyo milagro de luz y color. Y ya no me han importado las gotas de lluvia ni los nubarrones grises que iban tomando el cielo poco a poco, porque me han traído también un pequenyo momento de felicidad infantil.
Y por eso también, cuando al llegar a Alcalá de Henares hemos visto tres cigüenyas sobrevolando el cielo, mi dedo ha vuelto a senyalar, la sonrisa que aún no se había borrado ha acariciado mis orejas y la misma voz infantil ha gritado "Y mira las cigüenyas!!!"
Y me encanta, me gusta tener esas explosiones infantiles de alegría por cosas tan simples como una cigüenya en el cielo o los siete colores del arcoiris abriéndose paso entre nubarrones grises. Me gusta seguir ilusionándome si una mariquita se posa cerca de donde estoy, o al ver un cachorrito de perro, con el sabor del algodón de azúcar de una feria o cuando un avión despega y el estómago se hace una bolita. Me gusta no perder la sensación de novedad aunque lo haya hecho muchas veces, y seguir haciéndolo con casi las mismas ganas, con esa sonrisa emocionada. Me encanta ser así de ninya... :-)
Además, con el post ya fraguándose en la cabeza, me he sentado a buscar imáganes de cigüenyas en la Red, y me he encontrado con ésta:
Y me ha parecido el final redondo para un post que habla de arco iris y de cigüenyas, y de no perder la capacidad de sorprendernos e ilusionarnos con las cosas más sencillas y cotidianas (lo que seguramente sea una de las claves de la felicidad, al menos de la mía). La doble sorpresa de la cigüenya recortándose sobre el arco iris. La doble sonrisa que trae con su vuelo desgajado en colores...
[La imagen que encabeza el post no tiene autor conocido. La que lo cierra, que puedes ver a tamanyo completo haciendo click sobre ella, es de la galería que Cctrilla tiene en flickr, a la que puedes acceder AQUÍ]
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