Teniendo en cuenta la Alhambra, el Albayzín, el Sacromonte, el paseo de los tristes, el mirador de San Nicolás, aquella casa-cueva de Baza, Sierra Nevada, aquel Romancero Gitano en los jardines del Generalife...
Teniendo en cuenta todo eso,decía, puede que sea sacrilegio concluir que de estos cuatro meses la imagen más bella que puedo recordar sea la pintada en una pared.
Pero así es.
Granada es dormir contigo.
martes, 27 de febrero de 2007
sábado, 24 de febrero de 2007
El amor no entiende de...¿lugares?
Como soy una romántica le compré a Novio una caja de juegos eróticos para San Valentín.
Uno de los juegos dice así:
1- Tira los dados para ver en qué parte del cuerpo de tu pareja vas a tener que concentrarte.
1- Dedos de los pies
2- Axilas
3- Codos
4- Muñecas
5- Manos
6- Rodillas
2- Procede a estimular la parte del cuerpo de tu pareja que te haya tocado hasta llevarla al clímax.
Vamos a ver.
¿Cuánto tiempo se supone que dura la partida?
¿Es humanamente posible lograr esto?
¿Han quedado obsoletas las zonas erógenas tradicionales?
Dios mío ¡¿acabo de descubrir su auténtica ubicación?!
Uno de los juegos dice así:
1- Tira los dados para ver en qué parte del cuerpo de tu pareja vas a tener que concentrarte.
1- Dedos de los pies
2- Axilas
3- Codos
4- Muñecas
5- Manos
6- Rodillas
2- Procede a estimular la parte del cuerpo de tu pareja que te haya tocado hasta llevarla al clímax.
Vamos a ver.
¿Cuánto tiempo se supone que dura la partida?
¿Es humanamente posible lograr esto?
¿Han quedado obsoletas las zonas erógenas tradicionales?
Dios mío ¡¿acabo de descubrir su auténtica ubicación?!
martes, 13 de febrero de 2007
Con lo seguro que es el metro, oiga
Los taxistas nunca me han inspirado confianza.
La salud mental de una persona que se pasa el día al volante soportando motoristas kamikazes, bozinazos, obras y demás elementos desquiciadores del tránsito urbano cotidiano me parece, como mínimo, cuestionable.
Un par de experiencias personales reafirmaban mis suposiciones.
Un día cualquiera, Plaza Universidad, Barcelona,3:oo a.m:
- A Aribau con Avenida Diagonal, por favor.
- ¿Vas de fiesta, guapa?
- Sí
- Claro, si es que hay que disfrutar. A mi me lo dicen cada día unos angelitos que vienen a visitarme por la mañana. Nada más abrir los ojos ellos están ahí, a los pies de mi cama y siempre me dicen: "Hay que vivir la vida, hay que vivir la vida..."
- Déjeme aquí mismo que ya me va bien. Gracias.
Otro día cualquiera, Plaza España, Barcelona, 8:30 a.m:
- A Carretera de Sants con Rambla Badal, por favor.
- ¿Hay que ver como está el tráfico,eh? Yo es que me pongo negro...
- Ya
- ¿Sabes lo que me gustaría realmente?
- Pues no...
- Yo lo que quisiera en días como este es tener una recortada y poder ir disparando por la ventanilla...
-Puede dejarme aquí mismo, ya me va bien. Gracias.
En fin, a pesar de todo y después de haberme encontrado con esto por la blogosfera quizá cambie de opinión, quizá...
La salud mental de una persona que se pasa el día al volante soportando motoristas kamikazes, bozinazos, obras y demás elementos desquiciadores del tránsito urbano cotidiano me parece, como mínimo, cuestionable.
Un par de experiencias personales reafirmaban mis suposiciones.
Un día cualquiera, Plaza Universidad, Barcelona,3:oo a.m:
- A Aribau con Avenida Diagonal, por favor.
- ¿Vas de fiesta, guapa?
- Sí
- Claro, si es que hay que disfrutar. A mi me lo dicen cada día unos angelitos que vienen a visitarme por la mañana. Nada más abrir los ojos ellos están ahí, a los pies de mi cama y siempre me dicen: "Hay que vivir la vida, hay que vivir la vida..."
- Déjeme aquí mismo que ya me va bien. Gracias.
Otro día cualquiera, Plaza España, Barcelona, 8:30 a.m:
- A Carretera de Sants con Rambla Badal, por favor.
- ¿Hay que ver como está el tráfico,eh? Yo es que me pongo negro...
- Ya
- ¿Sabes lo que me gustaría realmente?
- Pues no...
- Yo lo que quisiera en días como este es tener una recortada y poder ir disparando por la ventanilla...
-Puede dejarme aquí mismo, ya me va bien. Gracias.
En fin, a pesar de todo y después de haberme encontrado con esto por la blogosfera quizá cambie de opinión, quizá...
miércoles, 7 de febrero de 2007
Teatro I: Icars
Hace anyos fui a ver la obra de teatro que más me ha gustado de todas las que he visto en mi vida. Era una obra chiquita, sin grandes aspiraciones, que hoy, tiempo después, quizás no recuerde casi nadie. Yo me sigo acordando a veces de ella.
Se llamaba ICARS, de la companyía mallorquina Res de Res. Esta companyía nace en el anyo 1997 y, dice su web -y desde luego así era en la obra Icars-, tiene como característica especial que integran elementos casi circenses en sus obras de teatro.
Icars contaba sin palabras, con música y gestos, una historia de amor como tantas que se viven, a través de sus fases. La ilusión del principio, el miedo, las dudas, la entrega, la pasión... hasta las primeras discusiones, la rutina, los reproches, la soledad dentro de la pareja... y de nuevo las ganas de recomponer la historia que se ha construido, las ganas de intentarlo de nuevo, de pelearse la relación...
La vi dos veces con mi pareja de entonces, a los dos nos gustó mucho y cuando vimos que teníamos la oportunidad de volver a verla unos meses después de la primera vez, repetimos. Era increíble lo expresivos que resultaban los actores, sólo dos -tres es multitud-, cómo valiéndose de pocas cosas, un despertador, una caja de cartón, unas cuerdas y un pequenyo trapecio, hacían llegar tantas sensaciones al espectador.
Desde entonces he intentado volver a ver algo de esta companyía, pero sólo me he enterado una vez de que hicieran algo por Madrid, y fue demasiado tarde. Por eso hoy miraba también la programación del festival Escena Contemporánea, que fue donde les vi por primera vez, no sea que vinieran y se me pasara ir a verles. Pero no vienen este anyo tampoco... habrá que seguir esperando, y mientras tanto, ir al teatro a ver a Yllana, por ejemplo, que siempre saben hacerme sonreír. Hay ganas, hay ganas...
Se llamaba ICARS, de la companyía mallorquina Res de Res. Esta companyía nace en el anyo 1997 y, dice su web -y desde luego así era en la obra Icars-, tiene como característica especial que integran elementos casi circenses en sus obras de teatro.
Icars contaba sin palabras, con música y gestos, una historia de amor como tantas que se viven, a través de sus fases. La ilusión del principio, el miedo, las dudas, la entrega, la pasión... hasta las primeras discusiones, la rutina, los reproches, la soledad dentro de la pareja... y de nuevo las ganas de recomponer la historia que se ha construido, las ganas de intentarlo de nuevo, de pelearse la relación...
La vi dos veces con mi pareja de entonces, a los dos nos gustó mucho y cuando vimos que teníamos la oportunidad de volver a verla unos meses después de la primera vez, repetimos. Era increíble lo expresivos que resultaban los actores, sólo dos -tres es multitud-, cómo valiéndose de pocas cosas, un despertador, una caja de cartón, unas cuerdas y un pequenyo trapecio, hacían llegar tantas sensaciones al espectador.
Desde entonces he intentado volver a ver algo de esta companyía, pero sólo me he enterado una vez de que hicieran algo por Madrid, y fue demasiado tarde. Por eso hoy miraba también la programación del festival Escena Contemporánea, que fue donde les vi por primera vez, no sea que vinieran y se me pasara ir a verles. Pero no vienen este anyo tampoco... habrá que seguir esperando, y mientras tanto, ir al teatro a ver a Yllana, por ejemplo, que siempre saben hacerme sonreír. Hay ganas, hay ganas...
Teatro I: Icars
Hace anyos fui a ver la obra de teatro que más me ha gustado de todas las que he visto en mi vida. Era una obra chiquita, sin grandes aspiraciones, que hoy, tiempo después, quizás no recuerde casi nadie. Yo me sigo acordando a veces de ella.
Se llamaba ICARS, de la companyía mallorquina Res de Res. Esta companyía nace en el anyo 1997 y, dice su web -y desde luego así era en la obra Icars-, tiene como característica especial que integran elementos casi circenses en sus obras de teatro.
Icars contaba sin palabras, con música y gestos, una historia de amor como tantas que se viven, a través de sus fases. La ilusión del principio, el miedo, las dudas, la entrega, la pasión... hasta las primeras discusiones, la rutina, los reproches, la soledad dentro de la pareja... y de nuevo las ganas de recomponer la historia que se ha construido, las ganas de intentarlo de nuevo, de pelearse la relación...
La vi dos veces con mi pareja de entonces, a los dos nos gustó mucho y cuando vimos que teníamos la oportunidad de volver a verla unos meses después de la primera vez, repetimos. Era increíble lo expresivos que resultaban los actores, sólo dos -tres es multitud-, cómo valiéndose de pocas cosas, un despertador, una caja de cartón, unas cuerdas y un pequenyo trapecio, hacían llegar tantas sensaciones al espectador.
Desde entonces he intentado volver a ver algo de esta companyía, pero sólo me he enterado una vez de que hicieran algo por Madrid, y fue demasiado tarde. Por eso hoy miraba también la programación del festival Escena Contemporánea, que fue donde les vi por primera vez, no sea que vinieran y se me pasara ir a verles. Pero no vienen este anyo tampoco... habrá que seguir esperando, y mientras tanto, ir al teatro a ver a Yllana, por ejemplo, que siempre saben hacerme sonreír. Hay ganas, hay ganas...
Se llamaba ICARS, de la companyía mallorquina Res de Res. Esta companyía nace en el anyo 1997 y, dice su web -y desde luego así era en la obra Icars-, tiene como característica especial que integran elementos casi circenses en sus obras de teatro.
Icars contaba sin palabras, con música y gestos, una historia de amor como tantas que se viven, a través de sus fases. La ilusión del principio, el miedo, las dudas, la entrega, la pasión... hasta las primeras discusiones, la rutina, los reproches, la soledad dentro de la pareja... y de nuevo las ganas de recomponer la historia que se ha construido, las ganas de intentarlo de nuevo, de pelearse la relación...
La vi dos veces con mi pareja de entonces, a los dos nos gustó mucho y cuando vimos que teníamos la oportunidad de volver a verla unos meses después de la primera vez, repetimos. Era increíble lo expresivos que resultaban los actores, sólo dos -tres es multitud-, cómo valiéndose de pocas cosas, un despertador, una caja de cartón, unas cuerdas y un pequenyo trapecio, hacían llegar tantas sensaciones al espectador.
Desde entonces he intentado volver a ver algo de esta companyía, pero sólo me he enterado una vez de que hicieran algo por Madrid, y fue demasiado tarde. Por eso hoy miraba también la programación del festival Escena Contemporánea, que fue donde les vi por primera vez, no sea que vinieran y se me pasara ir a verles. Pero no vienen este anyo tampoco... habrá que seguir esperando, y mientras tanto, ir al teatro a ver a Yllana, por ejemplo, que siempre saben hacerme sonreír. Hay ganas, hay ganas...
martes, 6 de febrero de 2007
Estimado Departamento de Turismo:
En las Ramblas de Barcelona los turistas, en vez de llevarse lagartijas de Gaudí o pequeñas Sagradas Familias, compran sombreros mariachis en las tiendas de souvenirs.
Este fin de semana una pareja de alemanes que me acompañaban en mi ascensión por la Giralda de Sevilla, en vez de arrancarse con un "ooolé", no paraban de decir: "aaandale, aaandale".
O Méjico no se promociona como es debido o nosotros no nos explicamos bien.
Este fin de semana una pareja de alemanes que me acompañaban en mi ascensión por la Giralda de Sevilla, en vez de arrancarse con un "ooolé", no paraban de decir: "aaandale, aaandale".
O Méjico no se promociona como es debido o nosotros no nos explicamos bien.
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