Hoy he visitado la casa que Pablo Neruda construyó para su amante Matilde Urrutia, la Chascona.
Una casa con forma de barco, construida entre dos torrentes de agua.
Una habitación en forma de faro, repleta de soles y de las siglas de él y ella unidas, simbolizando su amor.
Un laberinto de escaleras atestado de cachibaches estrambóticos que fueron adquiriendo en sus viajes por todo el mundo.
Esto fue lo que él escribió para ella:
"Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir, sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
porque tú me sigas mirando.
Amigos, eso es cuanto quiero,
es casi nada y casi todo"
Señores, a esto le llamo yo hacer la corte.
Y lo demás son puñetas.
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