A veces necesito desconectar de mi misma.
Convertir mi cabeza en un perfecto tupperware del que no pueda entrar ni salir nada.
Para lograrlo lo que mejor me funciona es escuchar música a un volumen atronador.
Buenchico me suplica que lo haga a solas.
Le desquicia esa costumbre mía.
Quizá es porque Buenchico no sabe hasta que punto le beneficia que no sea capaz de oir mis propios pensamientos cuando estoy con él.
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