...o lo que importa es el mientras.
Hace unos días he vuelto a ver la película protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet (que ha hecho más cosas en su vida aparte de Titanic), a la que ya hice referencia en el post de Pastillas para Olvidar: Eternal Sunshine of the Spotless Mind (o, como titularon en castellano, Olvídate de Mí).
Es curioso cómo las películas te dicen una cosa u otra según el momento de tu vida en que la veas. Recuerdo que la primera vez que la vi estaba en un momento bastante amargo, mi pareja de entonces me había dejado unos meses atrás y yo aún no había recompuesto los trocitos rotos en que me había convertido. Fui a ver la película acompanyada de ese chico, ya mi ex, y una amiga... y salí del cine muy triste. La idea de que alguien eligiera borrar de su memoria a una pareja una vez rota la relación me resultaba desoladora, y las escenas en que ellos desgranan sus recuerdos que van grabándose en la cinta, de forma tan negativa... Que lo que uno guarde (en este caso, elija no guardar) del otro sea tan negativo, tan despectivo, destructivo incluso... no sé, recuerdo que la película me gustó, me pareció muy original, me hizo pensar, pero también me dolió verla, me entristeció bastante.
Pero, como decía, una película puede encerrar dentro varias historias, según quién la reciba, y cuándo lo haga. Así que ahora, que estoy en un momento bastante más dulce, al menos en el plano romántico, me he podido fijar en otras cosas, y sacar otras conclusiones. Entre ellas, que lo que importa, siempre, es el mientras. Sí... las relaciones amorosas (bueno, y supongo que todas) vienen y van, son finitas, tienen un principio delimitado y un final también marcado en algún punto del camino... pero es inútil no vivirlas intensamente por miedo a ese final, incluso siendo plenamente consciente de que existirá. Lo que importa es el mientras, el durante, el tiempo que podemos disfrutar de la companyía del otro y compartir nuestro camino. Lo que importa no es obsesionarse con que el final llegará, o con que no llegue nunca, retrasándolo hasta lo imposible... lo importante es el mientras. Salir a patinar juntos sobre un lago helado y vivirlo plenamente. Porque como dice la canción, el amor es eterno mientras dura.
Y como en el amor, en el resto también, lo que importa es el mientras, el durante. Cuando encuentras una actividad que te llena, lo que importa es disfrutarla cada minuto. Cuando preparas un viaje, lo que importa es disfrutarlo desde el primer momento hasta el último. Cuando te vas de vacaciones, lo que importa es aprovecharlas sin pensar en que se terminarán. Cuando tienes un hijo -lo pienso aun sin ser madre- lo que importa es empaparse de cada momento que pasas con él.
Al final de la película Jim Carrey y Kate Winslet saben que pueden elegir empezar su relación desde cero, pero que ya saben (¿lo saben?) cómo terminará, o al menos, sí saben con certeza cómo terminó. Saben que las cosas que hoy les resultan graciosas e incluso atractivas del otro, acabarán (acabaron) siendo molestas, tediosas, desagradables. Y tienen en su mano la elección.
La primera vez que vi la película, salí del cine pensando que seguramente no tenía mucho sentido volver a arriesgarse, volver a entregarse sabiendo que estaban condenados a terminar, a terminar mal además. El otro día, cuando volví a verla, pensé que lo que importa, siempre, es el mientras. Y que hay que arriesgar, siempre también, porque el mientras, el durante... suele valer la pena.
Es curioso cómo las películas te dicen una cosa u otra según el momento de tu vida en que la veas. Recuerdo que la primera vez que la vi estaba en un momento bastante amargo, mi pareja de entonces me había dejado unos meses atrás y yo aún no había recompuesto los trocitos rotos en que me había convertido. Fui a ver la película acompanyada de ese chico, ya mi ex, y una amiga... y salí del cine muy triste. La idea de que alguien eligiera borrar de su memoria a una pareja una vez rota la relación me resultaba desoladora, y las escenas en que ellos desgranan sus recuerdos que van grabándose en la cinta, de forma tan negativa... Que lo que uno guarde (en este caso, elija no guardar) del otro sea tan negativo, tan despectivo, destructivo incluso... no sé, recuerdo que la película me gustó, me pareció muy original, me hizo pensar, pero también me dolió verla, me entristeció bastante.
Pero, como decía, una película puede encerrar dentro varias historias, según quién la reciba, y cuándo lo haga. Así que ahora, que estoy en un momento bastante más dulce, al menos en el plano romántico, me he podido fijar en otras cosas, y sacar otras conclusiones. Entre ellas, que lo que importa, siempre, es el mientras. Sí... las relaciones amorosas (bueno, y supongo que todas) vienen y van, son finitas, tienen un principio delimitado y un final también marcado en algún punto del camino... pero es inútil no vivirlas intensamente por miedo a ese final, incluso siendo plenamente consciente de que existirá. Lo que importa es el mientras, el durante, el tiempo que podemos disfrutar de la companyía del otro y compartir nuestro camino. Lo que importa no es obsesionarse con que el final llegará, o con que no llegue nunca, retrasándolo hasta lo imposible... lo importante es el mientras. Salir a patinar juntos sobre un lago helado y vivirlo plenamente. Porque como dice la canción, el amor es eterno mientras dura.
Y como en el amor, en el resto también, lo que importa es el mientras, el durante. Cuando encuentras una actividad que te llena, lo que importa es disfrutarla cada minuto. Cuando preparas un viaje, lo que importa es disfrutarlo desde el primer momento hasta el último. Cuando te vas de vacaciones, lo que importa es aprovecharlas sin pensar en que se terminarán. Cuando tienes un hijo -lo pienso aun sin ser madre- lo que importa es empaparse de cada momento que pasas con él.
Al final de la película Jim Carrey y Kate Winslet saben que pueden elegir empezar su relación desde cero, pero que ya saben (¿lo saben?) cómo terminará, o al menos, sí saben con certeza cómo terminó. Saben que las cosas que hoy les resultan graciosas e incluso atractivas del otro, acabarán (acabaron) siendo molestas, tediosas, desagradables. Y tienen en su mano la elección.
La primera vez que vi la película, salí del cine pensando que seguramente no tenía mucho sentido volver a arriesgarse, volver a entregarse sabiendo que estaban condenados a terminar, a terminar mal además. El otro día, cuando volví a verla, pensé que lo que importa, siempre, es el mientras. Y que hay que arriesgar, siempre también, porque el mientras, el durante... suele valer la pena.
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