Ya llevo unos cuantos días trabajando de nuevo, después de un parón de demasiados meses (porque sí, era esa vuelta -temida y esperada- a lo que me refería en el post anterior), y la verdad es que me desenvuelvo sorprendentemente bien. Y más aún, también me siento bien. Poco o nada que ver con la última etapa allí, que me hizo desesperarme, dudar de mí y de mis capacidades, me llevó a sentirme casi tonta por la incapacidad total de hacerme con un puesto nuevo al que no llegaba, mar de dudas y yo en una embarcación precaria e ingobernable.
Sólo llevo una semana y es probablemente demasiado pronto para valorar nada, pero de momento voy aprendiendo cosas nuevas, me pierdo a ratos, claro, pero me suelo encontrar rápidamente, echo una mano y dos en donde soy capaz de hacerlo... y me voy manejando. Despacito y con buena letra. Paso a paso, sin demasiados agobios en medio de la vorágine del día a día. Preguntando -y, esta vez sí, recibiendo respuestas-. Preguntando otra vez si es necesario. Y sintiéndome poco a poco más capacitada, entendiendo algunas cosas que meses atrás me sonaban a chino, avanzando.
Hace unos meses, cuando me tocó en (mala) suerte el cambio de puesto, todo eran dudas que nadie tenía tiempo de resolver, me tocaba lidiar casi sola con un temporal de viento y olas desmedidas. En cambio esta semana he encontrado apoyos, una más de la tripulación.
Y ahí vamos... viento en popa a toda vela.
Sólo llevo una semana y es probablemente demasiado pronto para valorar nada, pero de momento voy aprendiendo cosas nuevas, me pierdo a ratos, claro, pero me suelo encontrar rápidamente, echo una mano y dos en donde soy capaz de hacerlo... y me voy manejando. Despacito y con buena letra. Paso a paso, sin demasiados agobios en medio de la vorágine del día a día. Preguntando -y, esta vez sí, recibiendo respuestas-. Preguntando otra vez si es necesario. Y sintiéndome poco a poco más capacitada, entendiendo algunas cosas que meses atrás me sonaban a chino, avanzando.
Hace unos meses, cuando me tocó en (mala) suerte el cambio de puesto, todo eran dudas que nadie tenía tiempo de resolver, me tocaba lidiar casi sola con un temporal de viento y olas desmedidas. En cambio esta semana he encontrado apoyos, una más de la tripulación.
Y ahí vamos... viento en popa a toda vela.
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