Estoy suscrita a un servicio que cada día me manda al correo una cita o un refrán, y aunque muchas pasan sin pena ni gloria, algunas otras me hacen pensar, ya sea porque estoy de acuerdo con ellas o por lo contrario.
El otro día la que me llegó era de un tal Paolo Mantezzaga (por lo que he buscado, un antropólogo y médico italiano del siglo XIX), y decía: “Rara vez el primer amor es el verdadero”.
Y es una de esas frases con las que no estoy de acuerdo, por muchos matices, pero sobre todo por eso de “el verdadero”, como si sólo hubiera un amor verdadero y los demás… fueran tiempo perdido, o fracasos, o amores desvirtuados.
La mayoría de las relaciones tienen un principio y un fin, y una reacción muy típica al finalizar es echar basura sobre la relación que acaba, como una forma de hacernos más sencillo el seguir adelante. Por eso pensamos que hemos estado perdiendo el tiempo, que esa persona no nos merecía, nos sentimos defraudados y decidimos que ese amor no era “el verdadero”.
¿Pero es que acaso tiene que haber un único amor verdadero? ¿No lo son todos cuando te entregas de corazón, aunque al final las cosas no salgan como esperabas? ¿Por qué nos olvidamos de los buenos momentos sólo porque al final haya habido algunos malos? Sí, lo sé, porque sería mucho más difícil continuar pensando “esta relación es una de las cosas que más me ha aportado en los últimos tiempos y que más feliz me ha hecho, y ahora me toca encontrar esa felicidad en otro lado”… pero normalmente los tiros van más por ahí que por otro lado.
Yo recuerdo mi primer amor (y todas las –pocas- veces que he estado enamorada) con un carinyo inmenso, y no creo que fueran falsos sólo porque terminaran en algún momento. La idea del amor definitivo me resulta un tanto ajena, igual que la del alma gemela o la media naranja… creo más bien en distintas personas que te acompanyan una parte de tu camino, con las que compartes sensaciones importantísimas… y que la mayoría de las veces acaban separándose un trecho más allá, cuando los caminos se bifurcan. Y aún así, si tienes suerte, puedes seguir estando cerca, acompanyándoos de otra manera, cada uno en su propio camino.
Y creo, sobre todo, que cada amor entregado es el verdadero, aunque se sucedan unos a otros, aunque unos duren más y otros menos, aunque en algún momento derrames lágrimas por la persona que te hacía sonreír. Pero eso no los hace más pequenyos ni menos reales… y no es justo que echemos basura sobre lo que ayer era un jardín.
[La imagen que encabeza este post es de Diego Satara, puedes acceder a una galería de sus fotos AQUÍ]
El otro día la que me llegó era de un tal Paolo Mantezzaga (por lo que he buscado, un antropólogo y médico italiano del siglo XIX), y decía: “Rara vez el primer amor es el verdadero”.
Y es una de esas frases con las que no estoy de acuerdo, por muchos matices, pero sobre todo por eso de “el verdadero”, como si sólo hubiera un amor verdadero y los demás… fueran tiempo perdido, o fracasos, o amores desvirtuados.
La mayoría de las relaciones tienen un principio y un fin, y una reacción muy típica al finalizar es echar basura sobre la relación que acaba, como una forma de hacernos más sencillo el seguir adelante. Por eso pensamos que hemos estado perdiendo el tiempo, que esa persona no nos merecía, nos sentimos defraudados y decidimos que ese amor no era “el verdadero”.
¿Pero es que acaso tiene que haber un único amor verdadero? ¿No lo son todos cuando te entregas de corazón, aunque al final las cosas no salgan como esperabas? ¿Por qué nos olvidamos de los buenos momentos sólo porque al final haya habido algunos malos? Sí, lo sé, porque sería mucho más difícil continuar pensando “esta relación es una de las cosas que más me ha aportado en los últimos tiempos y que más feliz me ha hecho, y ahora me toca encontrar esa felicidad en otro lado”… pero normalmente los tiros van más por ahí que por otro lado.
Yo recuerdo mi primer amor (y todas las –pocas- veces que he estado enamorada) con un carinyo inmenso, y no creo que fueran falsos sólo porque terminaran en algún momento. La idea del amor definitivo me resulta un tanto ajena, igual que la del alma gemela o la media naranja… creo más bien en distintas personas que te acompanyan una parte de tu camino, con las que compartes sensaciones importantísimas… y que la mayoría de las veces acaban separándose un trecho más allá, cuando los caminos se bifurcan. Y aún así, si tienes suerte, puedes seguir estando cerca, acompanyándoos de otra manera, cada uno en su propio camino.
Y creo, sobre todo, que cada amor entregado es el verdadero, aunque se sucedan unos a otros, aunque unos duren más y otros menos, aunque en algún momento derrames lágrimas por la persona que te hacía sonreír. Pero eso no los hace más pequenyos ni menos reales… y no es justo que echemos basura sobre lo que ayer era un jardín.
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