Os voy a contar un cuento.
Nunca os lo dije pero la Perra-Foca se llama Corina y el Pobre-Conejo Chichi.
Cuando me mudé la Perra-Foca fue adoptada por una amiga de Madre y el Pobre-Conejo por El Abuelo y Ultrasónica que, no alcanzo a comprender por qué, decidieron rebautizarlo.
Y así fue, como si de una versión erótico-morfinómana de la Cenicienta se tratara, en un abrir y cerrar de ojos mi chichi se transformó en un albaricoque.
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