Sí, Padre ha decidido bautizar al bicho.
Clotilde fue el centro de atención en la última cena organizada en casa.
Supongo que tuvo mucho que ver el hecho de que Padre decidiera utilizarla como una parte decorativa más del centro de mesa:
Amiga1: ¡Por el amor de dios, yo no pienso comer con esa cosa ahí mirándonos!
Amiga2: Pobre saltamontes, ¿qué culpa tiene él de ser tan feo?
Amigo1: Yo diría que eso no es un saltamontes.
Hermano: Es verdad, los saltamontes son más pequeños y verdes...
Cuñada: Sí, esto tan grande y parduzco...
Amigo2: ¡Es una langosta!
La observo ascender lentamente por el tallo de una flor seca.
Ella también me observa.
Y en ese momento SÉ que cualquier día de estos la simpática Clotilde convoca a sus cuatro millones de parientes cercanos y devoran nuestras plantas, nuestros muebles y a nosotros mismos.
Todo ello con ese ruido crujiente que hacen al aletear.
Creo que también busco nuevo lugar donde vivir.
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