Necesidades, obligaciones, respetos.
Cachitos de sueños, de miradas, de compañía gastada,... todo retales de vida traídos por el viento que, violento e inmisericorde, de vez en cuando azota mi playa violando la tranquilidad de la arena y alterando la carencia binaria del mecer de mis palmeras.
El viento me trae,
el viento me lleva
y me hiere mentando tu nombre...
gélido nombre de fémina.
Dime donde te escondes,
viento,
no recuerdo ya tu nombre.
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