Hace unos días he terminado el libro Humo y Espejos, de Neil Gaiman, una recopilación de relatos suyos que tenía pendiente de leer desde hacía tiempo. Y quería compartir con vosotros un pequenyo párrafo de la introducción que el propio Gaiman hizo para el libro. Aquí va:
Me gusta la idea de los cuentos como espejos. Yo habría hecho una asociación parecida con la ciencia ficción... siempre me ha gustado la idea de jugar con las posibilidades que ofrece el futuro, con lo que podría ser y no es, o con lo que no puede ser todavía pero, quizás, será una realidad manyana. Por eso me gusta tanto ese género, y voy completando mi colección de Cuentos Completos de Philip K. Dick, igual que en el pasado me empapé de los cuentos de robots de Asimov o me sumergí en el volumen de cuentos de Scott Card encontrado en aquella estantería, hace ya anyos. Para construir futuros imaginarios...
...para distraerme de las cosas que hay en la oscuridad.
Los cuentos son, de un modo u otro, espejos. Los usamos para explicarnos cómo funciona el mundo o cómo no funciona. Igual que los espejos, los cuentos nos preparan para el día venidero. Nos distraen de las cosas que hay en la oscuridad.
Me gusta la idea de los cuentos como espejos. Yo habría hecho una asociación parecida con la ciencia ficción... siempre me ha gustado la idea de jugar con las posibilidades que ofrece el futuro, con lo que podría ser y no es, o con lo que no puede ser todavía pero, quizás, será una realidad manyana. Por eso me gusta tanto ese género, y voy completando mi colección de Cuentos Completos de Philip K. Dick, igual que en el pasado me empapé de los cuentos de robots de Asimov o me sumergí en el volumen de cuentos de Scott Card encontrado en aquella estantería, hace ya anyos. Para construir futuros imaginarios...
...para distraerme de las cosas que hay en la oscuridad.
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