más bien poco los niños, ya lo he comentado alguna vez.
En general, me desagradan por pesados, me disgusta su olor corporal y me incomoda su textura habitualmente pringosa.
En particular, como siempre, puedo realizar excepciones.
Por ejemplo el de una niña regordeta y grandes gafas verdes que viajaba junto a su madre y otra señora en el tren esta mañana.
La señora le pregunta:
- ¿Y tú, guapa, que quieres ser de mayor?
Y la niña que la mira muy seria y responde sin vacilar:
- ¿Yo? Jubilada, como mi abuela.
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