Fly me to the moon
let me sing among those stars,
let me see what spring is like
on Jupiter and Mars...
Una de las cosas que más me gusta hacer es viajar. Descubrir culturas diferentes a la mía, perderme -a veces literalmente- por ciudades desconocidas, callejear por ellas sorprendiéndome con sus rincones, encontrarme con trocitos nuevos de mí que parecen esperarme desperdigados en distintos países, construir recuerdos nuevos aquí y allá.
Viajo mucho menos de lo que me gustaría porque normalmente el dinero es mucho más problema que solución y mi bolsillo no da mucho de sí. Pero aún así he podido conocer varios países en mi vida, pude hacer un InterRail por un trocito de Europa -el mejor viaje que he hecho nunca- y he tenido la oportunidad de disfrutar de la Dama Roja del Desierto, la ciudad de Marrakech (que tendrá en algún momento un post aparte sólo para ella, porque tiene un algo mágico que siempre me hace volver y que tendré que explicar por aquí algún día).
Pero no me gusta sólo el hecho de viajar y de conocer algo distinto a lo que me rodea. Me encanta también el momento antes de cada viaje. Antes, sí, cuando estás buscando información sobre el destino, cuando te encuentras buscando recorridos posibles, lugares por ver, valorando si ir aquí o allí, leyendo guías en la FNAC, pidiendo folletos en Agencias de Viajes, viendo fotos en Internet... es como si el viaje empezara mucho antes de hacerlo, como si con imaginarlo estuvieras ya empezando a viajar sin necesidad de aviones. Y la tripa cosquillea en mariposas recordándote al enamoramiento, y la mente se te va a otros olores, otros colores que casi puedes ver ya, festival de sensaciones, la cabeza en la luna, los pies un poco por encima del suelo.
Algunos de los viajes que he hecho han sido sólo así, porque por alguna razón no han llegado a materializarse, son aviones que no cogí, trenes a los que no subí. Y claro, se quedan en pendientes, pero me alegro de haber podido disfrutar plenamente de esa fase previa, no me importa haberme hecho ilusones que no han llegado a cuajar, porque de esta manera en que funciono ha sido como estar un poquito allí, como acercarme en la distancia. Otra manera de viajar...
(Y sí, justo ahora estoy en esa fase, planeando un viaje cortito y no muy lejos, pero lo suficiente como para bullir con esa efervescencia del pre-viaje. Una gozada de sensación :-)
[La imagen que encabeza este post es de la galería que Kris Kros tiene en flickr, a la que puedes acceder AQUÍ. El primer párrafo es la primera estrofa de la canción de Frank Sinatra "Fly me to the moon"]
let me sing among those stars,
let me see what spring is like
on Jupiter and Mars...
Una de las cosas que más me gusta hacer es viajar. Descubrir culturas diferentes a la mía, perderme -a veces literalmente- por ciudades desconocidas, callejear por ellas sorprendiéndome con sus rincones, encontrarme con trocitos nuevos de mí que parecen esperarme desperdigados en distintos países, construir recuerdos nuevos aquí y allá.
Viajo mucho menos de lo que me gustaría porque normalmente el dinero es mucho más problema que solución y mi bolsillo no da mucho de sí. Pero aún así he podido conocer varios países en mi vida, pude hacer un InterRail por un trocito de Europa -el mejor viaje que he hecho nunca- y he tenido la oportunidad de disfrutar de la Dama Roja del Desierto, la ciudad de Marrakech (que tendrá en algún momento un post aparte sólo para ella, porque tiene un algo mágico que siempre me hace volver y que tendré que explicar por aquí algún día).
Pero no me gusta sólo el hecho de viajar y de conocer algo distinto a lo que me rodea. Me encanta también el momento antes de cada viaje. Antes, sí, cuando estás buscando información sobre el destino, cuando te encuentras buscando recorridos posibles, lugares por ver, valorando si ir aquí o allí, leyendo guías en la FNAC, pidiendo folletos en Agencias de Viajes, viendo fotos en Internet... es como si el viaje empezara mucho antes de hacerlo, como si con imaginarlo estuvieras ya empezando a viajar sin necesidad de aviones. Y la tripa cosquillea en mariposas recordándote al enamoramiento, y la mente se te va a otros olores, otros colores que casi puedes ver ya, festival de sensaciones, la cabeza en la luna, los pies un poco por encima del suelo.
Algunos de los viajes que he hecho han sido sólo así, porque por alguna razón no han llegado a materializarse, son aviones que no cogí, trenes a los que no subí. Y claro, se quedan en pendientes, pero me alegro de haber podido disfrutar plenamente de esa fase previa, no me importa haberme hecho ilusones que no han llegado a cuajar, porque de esta manera en que funciono ha sido como estar un poquito allí, como acercarme en la distancia. Otra manera de viajar...
(Y sí, justo ahora estoy en esa fase, planeando un viaje cortito y no muy lejos, pero lo suficiente como para bullir con esa efervescencia del pre-viaje. Una gozada de sensación :-)
[La imagen que encabeza este post es de la galería que Kris Kros tiene en flickr, a la que puedes acceder AQUÍ. El primer párrafo es la primera estrofa de la canción de Frank Sinatra "Fly me to the moon"]
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