Dos mariachis, manteles de lana de colores, lamparitas antiguas alumbrando las mesas, guacamole, nachos y burritos.
- Le he dado la vida entera ¿que más quiere?
- Déjalo. Si eso se lo hubieras entregado envuelto ella te hubiera pedido el tiquet para ir a descambiarlo por algo que le sentara mejor.
- Para que luego digáis que os gustan románticos...
- Lo tuyo no es romanticismo. Ni amor. Es una pulsión de muerte.
Luego le pregunto si volvería a hacerlo. Sabiendo de antemano la respuesta.
Le doy otro trago a la Coronita y de lo que tengo ganas en realidad es de estampársela en la cabeza.
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