lunes, 28 de noviembre de 2005

Aterrorizada

Sé que no es racional, pero no puedo pensar. No puedo-no puedo-no puedo. Bloqueo total.

Hay alguien que en este anyo ha dedicado mucho empenyo a hacerme danyo. Tal vez no tanto, y eso lo pienso porque una, tendente a pensar un poco en los demás, cree que hacer danyo de manera continuada, sostenida, creciente, requiere esfuerzos concretos dirigidos a ello. A mí no me sale solo, pero quizás a esa persona sí. Quizás no le cuesta ir desgarrando, quizás no le cuesta humillar, quizás las palabras como dagas que se clavan son las primeras que acuden a sus labios.

Es una persona con un inmenso poder sobre mí, que sé que dicen que yo se lo he dado, pero no sé cómo quitárselo. Es alguien que ha llenado de angustia tantas noches que no puedo contarlas, alguien que ha pronunciado frases que siguen dando tumbos en mi cabeza, aranyándome, alguien frente a quien no soy Nadie en absoluto. Me aterroriza, nadie me había hecho nunca tanto danyo y había seguido pateando cuando no quedaba nada que patear, nada más que una masa deshecha en el suelo. No sé dónde encontraba el placer, qué la seguía animando. Es la persona más cruel con la que me he encontrado, con una inmensa capacidad para golpear y seguir golpeando aunque sus nudillos estén desollados.

Ante sus ataques, me hice pequenya, diminuta. Reconocía mentiras en ellos y no fui capaz de defender mis verdades. Fui juzgada injustamente y no fui capaz de limpiar mi nombre. Chiquita y acuclillada en un rincón, sellé mis labios y huí de espacios que me pertenecían. Cedí terreno a cambio de paz y olvido, aun sabiendo que yo no iba -no podría- olvidar los ataques, la sangre derramándose, la herida abierta, la batalla perdida antes de comenzar. Pero necesitaba paz, necesitaba que su voz como punyal envenenado dejara de clavarse en mi cuerpo desnudo. Me rompía. Así que no me defendí, sólo me fui a mi rincón esperando que diera por ganada su guerra. Era la vencedora, de hecho.

Y al tiempo cesaron los mails, y empecé a poder respirar aunque fuera a pequenyas bocanadas. Y en meses -porque resituarme en el camino me tomó meses- me atreví a asomarme fuera y a dar algún paso -que no molestara, que no llamara la atención, que no la despertara otra vez, dispuesta a asestar un nuevo golpe-.

Hoy llama a mi puerta como un espejismo, aparece para irse sin que sepa su intención. Y el pánico me atenaza, el aire se me escapa, toda yo soy un temblor y corro dando traspiés a mi rincón, donde me tapo con el edredón y me pregunto qué he podido hacer. Las voces se desatan en mi cabeza, las mías y la suya por encima, repitiendo amenazas, castigos, sentencias por ejecutar. Sólo ha sabido hacerme danyo, destrozarme, acabar conmigo... y aun vuelve a por más? Qué más quiere?

No lo entiendo. Y como la Alicia del cuento, encojo hasta que casi no se me ve. Diminuto ser aterrorizado, en sus manos como ayer, esperando que no le dé por desmontar de nuevo el juguete y tirarle a la basura, roto e inservible. Manojo de nervios esperando la tormenta.

Aterrorizada

Sé que no es racional, pero no puedo pensar. No puedo-no puedo-no puedo. Bloqueo total.

Hay alguien que en este anyo ha dedicado mucho empenyo a hacerme danyo. Tal vez no tanto, y eso lo pienso porque una, tendente a pensar un poco en los demás, cree que hacer danyo de manera continuada, sostenida, creciente, requiere esfuerzos concretos dirigidos a ello. A mí no me sale solo, pero quizás a esa persona sí. Quizás no le cuesta ir desgarrando, quizás no le cuesta humillar, quizás las palabras como dagas que se clavan son las primeras que acuden a sus labios.

Es una persona con un inmenso poder sobre mí, que sé que dicen que yo se lo he dado, pero no sé cómo quitárselo. Es alguien que ha llenado de angustia tantas noches que no puedo contarlas, alguien que ha pronunciado frases que siguen dando tumbos en mi cabeza, aranyándome, alguien frente a quien no soy Nadie en absoluto. Me aterroriza, nadie me había hecho nunca tanto danyo y había seguido pateando cuando no quedaba nada que patear, nada más que una masa deshecha en el suelo. No sé dónde encontraba el placer, qué la seguía animando. Es la persona más cruel con la que me he encontrado, con una inmensa capacidad para golpear y seguir golpeando aunque sus nudillos estén desollados.

Ante sus ataques, me hice pequenya, diminuta. Reconocía mentiras en ellos y no fui capaz de defender mis verdades. Fui juzgada injustamente y no fui capaz de limpiar mi nombre. Chiquita y acuclillada en un rincón, sellé mis labios y huí de espacios que me pertenecían. Cedí terreno a cambio de paz y olvido, aun sabiendo que yo no iba -no podría- olvidar los ataques, la sangre derramándose, la herida abierta, la batalla perdida antes de comenzar. Pero necesitaba paz, necesitaba que su voz como punyal envenenado dejara de clavarse en mi cuerpo desnudo. Me rompía. Así que no me defendí, sólo me fui a mi rincón esperando que diera por ganada su guerra. Era la vencedora, de hecho.

Y al tiempo cesaron los mails, y empecé a poder respirar aunque fuera a pequenyas bocanadas. Y en meses -porque resituarme en el camino me tomó meses- me atreví a asomarme fuera y a dar algún paso -que no molestara, que no llamara la atención, que no la despertara otra vez, dispuesta a asestar un nuevo golpe-.

Hoy llama a mi puerta como un espejismo, aparece para irse sin que sepa su intención. Y el pánico me atenaza, el aire se me escapa, toda yo soy un temblor y corro dando traspiés a mi rincón, donde me tapo con el edredón y me pregunto qué he podido hacer. Las voces se desatan en mi cabeza, las mías y la suya por encima, repitiendo amenazas, castigos, sentencias por ejecutar. Sólo ha sabido hacerme danyo, destrozarme, acabar conmigo... y aun vuelve a por más? Qué más quiere?

No lo entiendo. Y como la Alicia del cuento, encojo hasta que casi no se me ve. Diminuto ser aterrorizado, en sus manos como ayer, esperando que no le dé por desmontar de nuevo el juguete y tirarle a la basura, roto e inservible. Manojo de nervios esperando la tormenta.

viernes, 25 de noviembre de 2005

Radiografía


Mariposas en el estómago

Esa sería la radiografía que me gustaría hacerme. Me temo que, si me la hiciera, el resultado sería distinto. Porque a veces me la hago, miro dentro de mí y me exploro con mis rayos x de disenyo que venían de regalo con los anyos de terapia, y lo que veo... bueno, no es esa foto. Corresponde más a una amalgama de sensaciones que me da más de un dolor de cabeza.

Soy dulzura, carinyo y ternura, de esos que brotan espontáneos sin pensar si serán bien recibidos o no, de los que no cogen las maletas para huir cuando reciben un portazo. Soy lealtad, soy empatía y soy memoria y recuerdos. Soy un poco de todos los Él que han pasado cerca, que instalaron colonias de mariposas en mi estómago. Soy la media sonrisa con que me visto por las manyanas, en parte por no preocupar y en parte para convencerme de que alguna manyana me sorprenderé despertándome con ella puesta porque ya ha encontrado el camino de regreso a mis labios por su propio pie. Soy el abrazo que a veces me doy yo misma porque tengo demasiado frío. Soy la melancolía de lo perdido, de la cercanía por recuperar quién-sabe-cuándo, del lado vacío de la cama, de los títulos de libros compartidos, de diálogos de películas aprendidos de memoria. Soy las ganas de pelearme el mundo, soy la risa en cascada en noches valencianas, soy la ironía suave y los ojos brillantes, despiertos, vivos.

Y soy más cosas, algunas de las que no me gusta hablar y que intento obviar pero están ahí, una buena radiografía las desvelaría. Soy la rabia -o Rabia- de no haber entendido golpes innecesarios, crueles, que jamás tuvieron respuesta pero que no se borran. La Rabia de aprender lo vacías que están esas frases que hablan de un supuesto Tiempo que pone a la gente en su lugar y da a cada cual lo que merece, de que las cosas caen por su propio peso y uno recoge lo que siembra. La Rabia de amanecer con la tormenta sobre mi cielo y saber un sol brillando en el cielo de quien fabrica rayos y truenos en sus ratos libres.

Seguramente una radiografía certera revelaría cómo en mi estómago puede que aleteen aún unas mariposas perdidas, pero se vería también como al revolotear salpican gotas del veneno en que se deshizo esa rabia de la que hablo. Porque soy sonrisa, ternura y calidez, pero también puedo morderme la lengua y tragar litros del veneno del que me han llenado.

Me pregunto si las mariposas serán inmunes. Si podrían ellas beberse el veneno y quitármelo de dentro. Y sobre todo, me pregunto si volverán a revolotear con la alegría con que lo hacían. Haciéndome cosquillas. Primer plano en cualquier radiografía. Otra vez esa sensación...

[Escuchando "No", del disco Fijación Oral, de Shakira]

[No se puede vivir con tanto veneno,
no se puede dedicar el alma
a acumular intentos...]
__________________________________________________

Edito para anyadir el vídeo de la canción que estaba escuchando (empalagosa hasta decir basta), como extraordinario momento karaoke y regalo personal para mí misma, que me ha gustado el vídeo. Me gusta Shakira, sip, no todo va a ser saplanpugmuá. Y podéis no darle al play -vosotros os lo perdéis- pero yo lo tendré localizadito aquí debajo, muahahaha.

En ocasiones, veo mariposas.
Buenas noches, dulces suenyos.

Radiografía


Mariposas en el estómago

Esa sería la radiografía que me gustaría hacerme. Me temo que, si me la hiciera, el resultado sería distinto. Porque a veces me la hago, miro dentro de mí y me exploro con mis rayos x de disenyo que venían de regalo con los anyos de terapia, y lo que veo... bueno, no es esa foto. Corresponde más a una amalgama de sensaciones que me da más de un dolor de cabeza.

Soy dulzura, carinyo y ternura, de esos que brotan espontáneos sin pensar si serán bien recibidos o no, de los que no cogen las maletas para huir cuando reciben un portazo. Soy lealtad, soy empatía y soy memoria y recuerdos. Soy un poco de todos los Él que han pasado cerca, que instalaron colonias de mariposas en mi estómago. Soy la media sonrisa con que me visto por las manyanas, en parte por no preocupar y en parte para convencerme de que alguna manyana me sorprenderé despertándome con ella puesta porque ya ha encontrado el camino de regreso a mis labios por su propio pie. Soy el abrazo que a veces me doy yo misma porque tengo demasiado frío. Soy la melancolía de lo perdido, de la cercanía por recuperar quién-sabe-cuándo, del lado vacío de la cama, de los títulos de libros compartidos, de diálogos de películas aprendidos de memoria. Soy las ganas de pelearme el mundo, soy la risa en cascada en noches valencianas, soy la ironía suave y los ojos brillantes, despiertos, vivos.

Y soy más cosas, algunas de las que no me gusta hablar y que intento obviar pero están ahí, una buena radiografía las desvelaría. Soy la rabia -o Rabia- de no haber entendido golpes innecesarios, crueles, que jamás tuvieron respuesta pero que no se borran. La Rabia de aprender lo vacías que están esas frases que hablan de un supuesto Tiempo que pone a la gente en su lugar y da a cada cual lo que merece, de que las cosas caen por su propio peso y uno recoge lo que siembra. La Rabia de amanecer con la tormenta sobre mi cielo y saber un sol brillando en el cielo de quien fabrica rayos y truenos en sus ratos libres.

Seguramente una radiografía certera revelaría cómo en mi estómago puede que aleteen aún unas mariposas perdidas, pero se vería también como al revolotear salpican gotas del veneno en que se deshizo esa rabia de la que hablo. Porque soy sonrisa, ternura y calidez, pero también puedo morderme la lengua y tragar litros del veneno del que me han llenado.

Me pregunto si las mariposas serán inmunes. Si podrían ellas beberse el veneno y quitármelo de dentro. Y sobre todo, me pregunto si volverán a revolotear con la alegría con que lo hacían. Haciéndome cosquillas. Primer plano en cualquier radiografía. Otra vez esa sensación...

[Escuchando "No", del disco Fijación Oral, de Shakira]

[No se puede vivir con tanto veneno,
no se puede dedicar el alma
a acumular intentos...]
__________________________________________________

Edito para anyadir el vídeo de la canción que estaba escuchando (empalagosa hasta decir basta), como extraordinario momento karaoke y regalo personal para mí misma, que me ha gustado el vídeo. Me gusta Shakira, sip, no todo va a ser saplanpugmuá. Y podéis no darle al play -vosotros os lo perdéis- pero yo lo tendré localizadito aquí debajo, muahahaha.

En ocasiones, veo mariposas.
Buenas noches, dulces suenyos.

domingo, 20 de noviembre de 2005

Defensa de nuestra Memoria Histórica

And now for something completely different, que dirían los Monty Python.

A pesar de ser una persona para la que la política y lo social -irremediablemente relacionados- es realmente importante, no he dejado hueco en el blog para estos temas. Hoy cambiamos la costumbre.

Hoy, 20 de noviembre, se cumplen 30 anyos de la muerte del dictador Francisco Franco. 30 anyos desde que iniciamos la Transición, desde que nuestra democracia echó a andar. Y estos días abundan los análisis, opiniones varias, homenajes y manifestaciones. Por ejemplo:

Fraga y Franco, tal para cual

El juicio sobre Franco será positivo. Su régimen no fue totalitario. Sólo fueron procesadas y ejecutados "algunos terroristas". Esta es la imagen que deberíamos tener de la dictadura?

Una encuesta encargada por la cadena Ser -aunque ya se sabe que las encuestas no deben ser demasiado de fiar- dice, entre otros datos, que la figura del dictador genera un 55 % de indiferencia, frente a un 30 % de rechazo y un 8 % de nostalgia.

Y estos días el periódico inglés The Guardian se hacía eco AQUI del asombroso éxito de ventas del último libro del revisionista histórico Pío Moa, "Franco, un balance histórico", donde el autor defiende que el pueblo espanyol debería mostrarse agradecido con Franco y su legado para Espanya, que fue Franco quien hizo que se dieran las condiciones para la actual democracia, que nos llevó a la paz (ehem... y la guerra antes, no?) y que su régimen duró lo que tenía que durar, ya que no había alternativa al mismo y la oposición existente durante la dictadura era más autoritaria que el mismo dictador.

Éstas y otras cosas que he leído estos días me han hecho abrir los ojos como platos, y reafirmarme en una idea que ya tenía: LA IMPERIOSA NECESIDAD DE RECUPERAR NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA. Entiendo que, tras la muerte del dictador, seguramente ese "pacto de olvido" del que habla Fraga, con el que se inició la Transición, fuera necesario. Porque había que ir con pies de plomo, porque se estaban dando los primeros pasos, porque las heridas sangraban. Pero entiendo el pacto de olvido como un parche temporal, nunca como una solución definitiva. Un pueblo no puede construir su Historia teniendo como base el olvido. Para no cerrar en falso heridas, éstas han de limpiarse antes.

Hemos seguido adelante con miedo de mirar atrás, pasando página rápidamente... y olvidando una parte importante de nuestra Historia. Y hoy hay una generación que se muere y que fueron víctimas del Régimen Franquista, a los que nunca se les ha dado el reconocimiento moral que se merecen. Gente que estuvo encarcelada por defender la República -que era el régimen legítimo que los espanyoles habíamos elegido, no lo olvidemos-, gente que fue torturada, perseguida y represaliada por comunista, socialista, homosexual, masón, nacionalista...

Las leyes de punto final raramente funcionan al sostenerse de manera indefinida. Hoy sigue habiendo gente en este país que no sabe dónde están enterrados sus muertos, fusilados y tirados en fosas comunes a las afueras de muchos pueblos. Sigue habiendo gente que ha pasado anyos en la cárcel sin ninguna compensación después -de éstas hay menos, porque se están muriendo sin que se haya llegado a repararles nunca lo hecho, siquiera económica o moralmente, que es la reparación a la que hoy pueden aspirar -nadie les va a devolver los anyos perdidos en la cárcel, ni les va a quitar de encima las torturas sufridas-. Hoy sigue habiendo símbolos de la dictadura que lucen como homenaje, diseminados por la geografía espanyola. Hoy sigue habiendo errores que corregir.

De todo esto viene que esta semana ERC e Iniciativa por Catalunya hayan presentado en el Parlamento su propuesta de Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica que pretende paliar estos errores... entre las propuestas viene la reparación jurídica, moral y económica en su caso de los represaliados del franquismo, la anulación de los juicios franquistas, restitución de bienes incautados por la dictadura, identificar los centros de represión y recuperarlos como lugar de recuerdo a los represaliados, la retirada de todos los símbolos franquistas que persisten como homenaje al Régimen, asignar una partida presupuestaria para la localización de fosas comunes e identificación de cuerpos... Una Propuesta de Ley que ha generado polémica desde su misma preentación, acusando a sus promotores de querer enfrentar a Espanya y de odio a la monarquía (uno de los artículos habla de que sería el Rey quien, como jefe de Estado, habría de dirigir las peticiones públicas de perdón a las víctimas, al igual que han hecho otros jefes de Estado por crímenes cometidos por gobiernos anteriores -me vienen a la cabeza el caso de Alemania, de Japón...)

Creo que llevamos demasiado tiempo viviendo en el olvido. Con la amenaza constante de que hablar nos lleva a reabrir heridas y a las dos Espanyas enfrentadas, nos convertimos en cómplices de quienes olvidan los derechos de una generación que defendió la legitimidad de la República, perdió la guerra, fue represaliada en la dictadura... y hoy todo lo que tiene es el silencio. No es eso lo que merecen. No es lo que les debemos.

La Memoria Histórica de nuestro país no debería darnos miedo. Debemos ser conscientes de la realidad de nuestro pasado para saber sus errores y seguir adelante desde ahí. Si no lo hacemos, surgirán revisionistas como el mencionado Pío Moa, César Vidal, varios más... que nos quieran dar una visión absolutamente desvirtuada y dulcificada de lo que fue la dictadura franquista. No olvidemos nuestra Memoria. Sólo desde su asunción podremos mirar de cara al futuro, sin cierres en falso. Reconociendo la labor de una generación en lucha. Guardando su recuerdo para construir un futuro libre y, éste sí, de todos.

Si has llegado hasta aquí y aún quieres saber más, lo mismo te apetece pasarte por estos enlaces de interés (el artículo de EL PAÍS es casi imprescindible):

- Foro por la Memoria
- Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica
- Artículo aparecido en EL PAÍS (20/Nov/05): El olvido, segunda muerte de las víctimas.

Defensa de nuestra Memoria Histórica

And now for something completely different, que dirían los Monty Python.

A pesar de ser una persona para la que la política y lo social -irremediablemente relacionados- es realmente importante, no he dejado hueco en el blog para estos temas. Hoy cambiamos la costumbre.

Hoy, 20 de noviembre, se cumplen 30 anyos de la muerte del dictador Francisco Franco. 30 anyos desde que iniciamos la Transición, desde que nuestra democracia echó a andar. Y estos días abundan los análisis, opiniones varias, homenajes y manifestaciones. Por ejemplo:

Fraga y Franco, tal para cual

El juicio sobre Franco será positivo. Su régimen no fue totalitario. Sólo fueron procesadas y ejecutados "algunos terroristas". Esta es la imagen que deberíamos tener de la dictadura?

Una encuesta encargada por la cadena Ser -aunque ya se sabe que las encuestas no deben ser demasiado de fiar- dice, entre otros datos, que la figura del dictador genera un 55 % de indiferencia, frente a un 30 % de rechazo y un 8 % de nostalgia.

Y estos días el periódico inglés The Guardian se hacía eco AQUI del asombroso éxito de ventas del último libro del revisionista histórico Pío Moa, "Franco, un balance histórico", donde el autor defiende que el pueblo espanyol debería mostrarse agradecido con Franco y su legado para Espanya, que fue Franco quien hizo que se dieran las condiciones para la actual democracia, que nos llevó a la paz (ehem... y la guerra antes, no?) y que su régimen duró lo que tenía que durar, ya que no había alternativa al mismo y la oposición existente durante la dictadura era más autoritaria que el mismo dictador.

Éstas y otras cosas que he leído estos días me han hecho abrir los ojos como platos, y reafirmarme en una idea que ya tenía: LA IMPERIOSA NECESIDAD DE RECUPERAR NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA. Entiendo que, tras la muerte del dictador, seguramente ese "pacto de olvido" del que habla Fraga, con el que se inició la Transición, fuera necesario. Porque había que ir con pies de plomo, porque se estaban dando los primeros pasos, porque las heridas sangraban. Pero entiendo el pacto de olvido como un parche temporal, nunca como una solución definitiva. Un pueblo no puede construir su Historia teniendo como base el olvido. Para no cerrar en falso heridas, éstas han de limpiarse antes.

Hemos seguido adelante con miedo de mirar atrás, pasando página rápidamente... y olvidando una parte importante de nuestra Historia. Y hoy hay una generación que se muere y que fueron víctimas del Régimen Franquista, a los que nunca se les ha dado el reconocimiento moral que se merecen. Gente que estuvo encarcelada por defender la República -que era el régimen legítimo que los espanyoles habíamos elegido, no lo olvidemos-, gente que fue torturada, perseguida y represaliada por comunista, socialista, homosexual, masón, nacionalista...

Las leyes de punto final raramente funcionan al sostenerse de manera indefinida. Hoy sigue habiendo gente en este país que no sabe dónde están enterrados sus muertos, fusilados y tirados en fosas comunes a las afueras de muchos pueblos. Sigue habiendo gente que ha pasado anyos en la cárcel sin ninguna compensación después -de éstas hay menos, porque se están muriendo sin que se haya llegado a repararles nunca lo hecho, siquiera económica o moralmente, que es la reparación a la que hoy pueden aspirar -nadie les va a devolver los anyos perdidos en la cárcel, ni les va a quitar de encima las torturas sufridas-. Hoy sigue habiendo símbolos de la dictadura que lucen como homenaje, diseminados por la geografía espanyola. Hoy sigue habiendo errores que corregir.

De todo esto viene que esta semana ERC e Iniciativa por Catalunya hayan presentado en el Parlamento su propuesta de Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica que pretende paliar estos errores... entre las propuestas viene la reparación jurídica, moral y económica en su caso de los represaliados del franquismo, la anulación de los juicios franquistas, restitución de bienes incautados por la dictadura, identificar los centros de represión y recuperarlos como lugar de recuerdo a los represaliados, la retirada de todos los símbolos franquistas que persisten como homenaje al Régimen, asignar una partida presupuestaria para la localización de fosas comunes e identificación de cuerpos... Una Propuesta de Ley que ha generado polémica desde su misma preentación, acusando a sus promotores de querer enfrentar a Espanya y de odio a la monarquía (uno de los artículos habla de que sería el Rey quien, como jefe de Estado, habría de dirigir las peticiones públicas de perdón a las víctimas, al igual que han hecho otros jefes de Estado por crímenes cometidos por gobiernos anteriores -me vienen a la cabeza el caso de Alemania, de Japón...)

Creo que llevamos demasiado tiempo viviendo en el olvido. Con la amenaza constante de que hablar nos lleva a reabrir heridas y a las dos Espanyas enfrentadas, nos convertimos en cómplices de quienes olvidan los derechos de una generación que defendió la legitimidad de la República, perdió la guerra, fue represaliada en la dictadura... y hoy todo lo que tiene es el silencio. No es eso lo que merecen. No es lo que les debemos.

La Memoria Histórica de nuestro país no debería darnos miedo. Debemos ser conscientes de la realidad de nuestro pasado para saber sus errores y seguir adelante desde ahí. Si no lo hacemos, surgirán revisionistas como el mencionado Pío Moa, César Vidal, varios más... que nos quieran dar una visión absolutamente desvirtuada y dulcificada de lo que fue la dictadura franquista. No olvidemos nuestra Memoria. Sólo desde su asunción podremos mirar de cara al futuro, sin cierres en falso. Reconociendo la labor de una generación en lucha. Guardando su recuerdo para construir un futuro libre y, éste sí, de todos.

Si has llegado hasta aquí y aún quieres saber más, lo mismo te apetece pasarte por estos enlaces de interés (el artículo de EL PAÍS es casi imprescindible):

- Foro por la Memoria
- Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica
- Artículo aparecido en EL PAÍS (20/Nov/05): El olvido, segunda muerte de las víctimas.

jueves, 17 de noviembre de 2005

El recuerdo como arma

Esta semana se ha cumplido un anyo desde que una persona querida tuvo que enfrentarse a la Muerte... y él, al que tanto le gustaba jugar, para esta partida tuvo toda la mala suerte que no había tenido hasta entonces (ya se sabe que la suerte no entiende de quién merece o no tenerla de su lado, ella no se casa con nadie, es volátil y arbitraria como el viento). Se fue, le arrancaron de cuajo de su espacio, le negaron un futuro.

Fue mi primera experiencia negativa con la Muerte... ver cómo se acercaba a alguien lleno de vida, que en absoluto la deseaba, que no había tenido tiempo suficiente aquí, con nosotros. Fue angustioso compartir con él (aunque no nos dejabas apenas, te acuerdas, cómo nos prohibiste ir a verte, cómo no querías empanyar el recuerdo que guardaríamos de ti...) la certeza de que no estaba preparado, no llegó a estarlo ni en sus últimos momentos de lucidez, cuando le preguntó a su madre si iba a morirse, asustado como un ninyo. Perra muerte injusta.

A mí me sorprendió la Muerte, tenía cierta seguridad de que todo saldría bien, pensaba quizás en la ninya que fui, en el apenas un metro de cría postrado en cama con un tumor en estadío tres y la manera en que salió adelante, pinchazo a pinchazo; quizás en lo resbaladiza que se muestra la Muerte en ocasiones de desesperación... no la sentí nunca acechante, y por eso me golpeó con más fuerza su llegada. Fue rápida, cuando los resultados indicaban mejorías aprovechó para saltar sobre él, ocupado en preparar las maletas para unas vacaciones que había tenido que posponer por el duro tratamiento...

...y tuvo que encontrarse, además, con médicos incompetentes -otra vez-, dándonos a alguien a quien poder maldecir. Aún hoy sigo pensando que el resultado podría haber sido diferente en otras manos, si la suerte no hubiera decidido serle tan esquiva.

Héctor se fue en el mes de noviembre del 2004. Llanto. Dolor. Mudez. Y pronto, ver de forma clara lo único que podía hacer, además de llorarle: recordarle. Desterrar esa mudez. No sellar los labios, seguir hablando de él, seguir recordando lo que hubiera hecho o dicho, lo que nos había dado, tenerle presente de alguna manera aunque eso ralentizara la cicatrización de la herida. No quería optar por el camino del silencio, del "calla, que duele". No quería que me quitaran lo que me quedaba de él.

Y es algo que he mantenido este anyo, y por eso se cuela en mi recuerdo de cuando en cuando, al escuchar los miedos de Frodo en su viaje, al oír la Marcha Imperial que anuncia la llegada de Vader, al intentar que salgan los cursos que hacemos en el trabajo, al releer algún mail suyo, de esos que tenían palabras de ánimo para nosotros cuando el enfermo era él... Sonrío pensando que entre sus últimas lecturas estuvo el libro de Buenos Presagios que le regalé junto con un punyado de sonrisas made in Pratchett, y no dejo de tener su imagen presente. Es mi manera de no dejarle ir.

Tenemos la suerte de cruzarnos de vez en cuando con gente especialmente valiosa, que se entrega y te aporta mundos, y lo mejor de todo es que esos encuentros nos cambian un poquito, nos hacen ser quienes somos hoy. Conocer a gente así es un regalo, y si por un extranyo sentido del humor de algún dios en el que no creo esas personas nos son arrebatadas, la única forma que tienen de seguir aquí es a través nuestro y de la huella que dejaron en nosotros, la única forma que tenemos de no perderles del todo es regar lo que nos han legado. Esa es la única arma que tenemos frente a una Muerte que se equivoca al leer sus relojes de arena.

(Otra variante de mi rechazo constante al olvido, como si de una forma femenina de Funes el Memorioso se tratase. La memoria es un depósito de basura, decía Borges... pero es la basura más preciada que tengo).

El recuerdo como arma

Esta semana se ha cumplido un anyo desde que una persona querida tuvo que enfrentarse a la Muerte... y él, al que tanto le gustaba jugar, para esta partida tuvo toda la mala suerte que no había tenido hasta entonces (ya se sabe que la suerte no entiende de quién merece o no tenerla de su lado, ella no se casa con nadie, es volátil y arbitraria como el viento). Se fue, le arrancaron de cuajo de su espacio, le negaron un futuro.

Fue mi primera experiencia negativa con la Muerte... ver cómo se acercaba a alguien lleno de vida, que en absoluto la deseaba, que no había tenido tiempo suficiente aquí, con nosotros. Fue angustioso compartir con él (aunque no nos dejabas apenas, te acuerdas, cómo nos prohibiste ir a verte, cómo no querías empanyar el recuerdo que guardaríamos de ti...) la certeza de que no estaba preparado, no llegó a estarlo ni en sus últimos momentos de lucidez, cuando le preguntó a su madre si iba a morirse, asustado como un ninyo. Perra muerte injusta.

A mí me sorprendió la Muerte, tenía cierta seguridad de que todo saldría bien, pensaba quizás en la ninya que fui, en el apenas un metro de cría postrado en cama con un tumor en estadío tres y la manera en que salió adelante, pinchazo a pinchazo; quizás en lo resbaladiza que se muestra la Muerte en ocasiones de desesperación... no la sentí nunca acechante, y por eso me golpeó con más fuerza su llegada. Fue rápida, cuando los resultados indicaban mejorías aprovechó para saltar sobre él, ocupado en preparar las maletas para unas vacaciones que había tenido que posponer por el duro tratamiento...

...y tuvo que encontrarse, además, con médicos incompetentes -otra vez-, dándonos a alguien a quien poder maldecir. Aún hoy sigo pensando que el resultado podría haber sido diferente en otras manos, si la suerte no hubiera decidido serle tan esquiva.

Héctor se fue en el mes de noviembre del 2004. Llanto. Dolor. Mudez. Y pronto, ver de forma clara lo único que podía hacer, además de llorarle: recordarle. Desterrar esa mudez. No sellar los labios, seguir hablando de él, seguir recordando lo que hubiera hecho o dicho, lo que nos había dado, tenerle presente de alguna manera aunque eso ralentizara la cicatrización de la herida. No quería optar por el camino del silencio, del "calla, que duele". No quería que me quitaran lo que me quedaba de él.

Y es algo que he mantenido este anyo, y por eso se cuela en mi recuerdo de cuando en cuando, al escuchar los miedos de Frodo en su viaje, al oír la Marcha Imperial que anuncia la llegada de Vader, al intentar que salgan los cursos que hacemos en el trabajo, al releer algún mail suyo, de esos que tenían palabras de ánimo para nosotros cuando el enfermo era él... Sonrío pensando que entre sus últimas lecturas estuvo el libro de Buenos Presagios que le regalé junto con un punyado de sonrisas made in Pratchett, y no dejo de tener su imagen presente. Es mi manera de no dejarle ir.

Tenemos la suerte de cruzarnos de vez en cuando con gente especialmente valiosa, que se entrega y te aporta mundos, y lo mejor de todo es que esos encuentros nos cambian un poquito, nos hacen ser quienes somos hoy. Conocer a gente así es un regalo, y si por un extranyo sentido del humor de algún dios en el que no creo esas personas nos son arrebatadas, la única forma que tienen de seguir aquí es a través nuestro y de la huella que dejaron en nosotros, la única forma que tenemos de no perderles del todo es regar lo que nos han legado. Esa es la única arma que tenemos frente a una Muerte que se equivoca al leer sus relojes de arena.

(Otra variante de mi rechazo constante al olvido, como si de una forma femenina de Funes el Memorioso se tratase. La memoria es un depósito de basura, decía Borges... pero es la basura más preciada que tengo).

viernes, 11 de noviembre de 2005

Botella al mar

Hoy necesito que me abraces fuerte,

sin excusas, sin palabras, sólo abrazos...

Hace frío ahí fuera. Hace frío aquí dentro. Parece que el invierno se adelanta, ganándole la batalla al otonyo, ganándonos la batalla a quienes necesitamos algo de calidez.

Hoy le he visto, él, que tantas palabras se ha llevado en este blog. Intentando rehacer el camino, reconstruir algo con los pocos ladrillos que encontremos. Segundo encuentro, después de aquel en mayo. Una comida, territorio neutral. Y frío.

Que no tengas prisa, que no me recuerdes
que sólo somos la apariencia de este barro...

Las sensaciones se agolpan en el pecho, las palabras no dichas se atraviesan en la garganta y el aire entra con dificultad. El estómago está cerrado, chiquito, que quepa bien en el punyo -sigue doliendo, escondido en algún sitio del vientre, no me lo encuentro-. Estómago en guardia, cinco sentidos alerta, todo tiene que salir bien. Control absoluto, férreo, sobre cada palabra que se escapa de mis labios. Jaulas que se multiplican en mi interior para lo que no debe salir. Látigo en la mano. Fiera domada.

Hoy necesito que me abraces fuerte,
por encima de los miedos y prejuicios,
que alcances ya los huesos y me despiertes lejos
de esta torpe selva a fin de siglo.

Todo sale, si no bien, correcto. Aparentemente la tormenta no ha causado danyos. Estoy convencida, porque así lo necesito, de que hemos dado el primero del largo camino del encuentro, aunque sea a costa de mi estómago hecho trizas, de mis nervios mordiéndome las entranyas, a costa de este frío desolador.

Echo en falta la calma de ayer, cuando su voz era ronroneo y la mía podía fluir. Hoy hay tanto en el tintero silenciado que se me ha derramado y dejo huellas negras por donde paso. El abrazo fue de hielo, dos montanyas que no se acoplan, que no encuentran los huecos del otro, que se aranyan con las aristas de piedra.

Y no me preguntes qué es lo que pasa,
no traigo heridas, es sólo que preciso
notarte bien dentro, sentirme en casa,
saber que es muy cierto que estoy contigo...

Luego, ya en casa, vienen las preguntas. El frío no se va, el estómago no encuentra el camino de vuelta a su espacio y protesta por la reclusión en el punyo donde le he guardado. Ganas de llorar, de derramarse toda... y ojos secos a pesar de todo.

Hoy necesito que me abraces fuerte
y que tu silencio traiga mucha calma,
que la noche venga lenta como nieve
y nos halle enlazadas las espaldas.

No quiero estar sola esta noche. Me hielo.

Hoy necesito que me abraces fuerte...

Necesito un abrazo. Y yo no pido demasiadas cosas. Casi nunca. Pero hoy sí. Hoy necesito.

[En cursiva, letra de la canción de Cómplices, "Hoy necesito" // Imagen de Eivissa]

Botella al mar

Hoy necesito que me abraces fuerte,

sin excusas, sin palabras, sólo abrazos...

Hace frío ahí fuera. Hace frío aquí dentro. Parece que el invierno se adelanta, ganándole la batalla al otonyo, ganándonos la batalla a quienes necesitamos algo de calidez.

Hoy le he visto, él, que tantas palabras se ha llevado en este blog. Intentando rehacer el camino, reconstruir algo con los pocos ladrillos que encontremos. Segundo encuentro, después de aquel en mayo. Una comida, territorio neutral. Y frío.

Que no tengas prisa, que no me recuerdes
que sólo somos la apariencia de este barro...

Las sensaciones se agolpan en el pecho, las palabras no dichas se atraviesan en la garganta y el aire entra con dificultad. El estómago está cerrado, chiquito, que quepa bien en el punyo -sigue doliendo, escondido en algún sitio del vientre, no me lo encuentro-. Estómago en guardia, cinco sentidos alerta, todo tiene que salir bien. Control absoluto, férreo, sobre cada palabra que se escapa de mis labios. Jaulas que se multiplican en mi interior para lo que no debe salir. Látigo en la mano. Fiera domada.

Hoy necesito que me abraces fuerte,
por encima de los miedos y prejuicios,
que alcances ya los huesos y me despiertes lejos
de esta torpe selva a fin de siglo.

Todo sale, si no bien, correcto. Aparentemente la tormenta no ha causado danyos. Estoy convencida, porque así lo necesito, de que hemos dado el primero del largo camino del encuentro, aunque sea a costa de mi estómago hecho trizas, de mis nervios mordiéndome las entranyas, a costa de este frío desolador.

Echo en falta la calma de ayer, cuando su voz era ronroneo y la mía podía fluir. Hoy hay tanto en el tintero silenciado que se me ha derramado y dejo huellas negras por donde paso. El abrazo fue de hielo, dos montanyas que no se acoplan, que no encuentran los huecos del otro, que se aranyan con las aristas de piedra.

Y no me preguntes qué es lo que pasa,
no traigo heridas, es sólo que preciso
notarte bien dentro, sentirme en casa,
saber que es muy cierto que estoy contigo...

Luego, ya en casa, vienen las preguntas. El frío no se va, el estómago no encuentra el camino de vuelta a su espacio y protesta por la reclusión en el punyo donde le he guardado. Ganas de llorar, de derramarse toda... y ojos secos a pesar de todo.

Hoy necesito que me abraces fuerte
y que tu silencio traiga mucha calma,
que la noche venga lenta como nieve
y nos halle enlazadas las espaldas.

No quiero estar sola esta noche. Me hielo.

Hoy necesito que me abraces fuerte...

Necesito un abrazo. Y yo no pido demasiadas cosas. Casi nunca. Pero hoy sí. Hoy necesito.

[En cursiva, letra de la canción de Cómplices, "Hoy necesito" // Imagen de Eivissa]

lunes, 7 de noviembre de 2005

Tapándome los oídos

El otro día leí un post interesante en el blog de Bereni-c, donde hablaba de lo que representan las imágenes que escogemos para identificarnos aquí en la blogosfera. Los avatares. Ella explicaba el origen de la suya, y yo estuve reflexionando un poco sobre el origen de la mía a raíz de leer su texto.


Como sabréis la mayoría, es un extracto del cuadro "El grito", de Munch. El cuadro suele relacionarse con la angustia del hombre, con el inconformismo, con la rebeldía y el sufrimiento. Pero yo no escogí mi avatar tanto por eso, sino por mi lectura personal. Lo que más me llama la atención no es el grito en sí... sino que quien grita se tapa los oídos. No soporta escucharse. No soporta su propio grito...

Y, bueno, supongo que eso de alguna manera me refleja, o refleja lo que sentía al iniciar este blog. La sensación vivida muchas veces de tener un grito a punto de salir de mis labios, y que guardo porque si lo soltara seguramente sería enorme, ha tenido mucho tiempo para crecer y hacerse fuerte en mi interior... llevo tanto tiempo guardándolo, guardando tantos gritos que nunca encontraron el momento oportuno para salir al exterior, que el resultado no puede oírse, no debe oírse.

Y de ahí el blog: gritando en silencio. De ahí la necesidad de crear un espacio donde sí pueda gritar, pero que -casi- nadie de mi entorno conoce. Porque aquí puedo gritar si me place, pero son palabras para mí, para nadie, o para ti que las lees y no me juzgas por ellas -o si lo haces... quizá aquí no me importa-.

Primero tenía la boca cerrada, y no me daba miedo a mí misma. Un día empecé a gritar, aunque fuera en este pequenyo mini espacio, y tuve que taparme los oídos, asustada de lo que había en mi cabeza y pugnaba por salir. Y a fuerza de oírme, creo que voy acostumbrándome al sonido de mi voz, y ya no me da tanto miedo. Puede que poco a poco aprenda a destaparme los oídos, a convivir con mis gritos, a dejarlos salir más a menudo de forma que cuando lo hagan no tengan ese ansia tras verse encerrados demasiado tiempo.

Y los demás? Qué dice de vosotros la imagen que escogisteis para definiros?

Tapándome los oídos

El otro día leí un post interesante en el blog de Bereni-c, donde hablaba de lo que representan las imágenes que escogemos para identificarnos aquí en la blogosfera. Los avatares. Ella explicaba el origen de la suya, y yo estuve reflexionando un poco sobre el origen de la mía a raíz de leer su texto.


Como sabréis la mayoría, es un extracto del cuadro "El grito", de Munch. El cuadro suele relacionarse con la angustia del hombre, con el inconformismo, con la rebeldía y el sufrimiento. Pero yo no escogí mi avatar tanto por eso, sino por mi lectura personal. Lo que más me llama la atención no es el grito en sí... sino que quien grita se tapa los oídos. No soporta escucharse. No soporta su propio grito...

Y, bueno, supongo que eso de alguna manera me refleja, o refleja lo que sentía al iniciar este blog. La sensación vivida muchas veces de tener un grito a punto de salir de mis labios, y que guardo porque si lo soltara seguramente sería enorme, ha tenido mucho tiempo para crecer y hacerse fuerte en mi interior... llevo tanto tiempo guardándolo, guardando tantos gritos que nunca encontraron el momento oportuno para salir al exterior, que el resultado no puede oírse, no debe oírse.

Y de ahí el blog: gritando en silencio. De ahí la necesidad de crear un espacio donde sí pueda gritar, pero que -casi- nadie de mi entorno conoce. Porque aquí puedo gritar si me place, pero son palabras para mí, para nadie, o para ti que las lees y no me juzgas por ellas -o si lo haces... quizá aquí no me importa-.

Primero tenía la boca cerrada, y no me daba miedo a mí misma. Un día empecé a gritar, aunque fuera en este pequenyo mini espacio, y tuve que taparme los oídos, asustada de lo que había en mi cabeza y pugnaba por salir. Y a fuerza de oírme, creo que voy acostumbrándome al sonido de mi voz, y ya no me da tanto miedo. Puede que poco a poco aprenda a destaparme los oídos, a convivir con mis gritos, a dejarlos salir más a menudo de forma que cuando lo hagan no tengan ese ansia tras verse encerrados demasiado tiempo.

Y los demás? Qué dice de vosotros la imagen que escogisteis para definiros?

jueves, 3 de noviembre de 2005

Cercanía

Just Until, de Azuzephre


Cuando me preguntan qué cosas son las que más temo, no respondo "la muerte", que ha sido demasiado tiempo companyera, como para empezar a temerla ahora; ni contesto "la enfermedad", porque ya he pasado por algunas graves y tampoco iba a ser peor... no contesto "los cementerios", porque he paseado por alguno realmente bonito, ni "los perros" -aunque sí los temo-, porque me he encarinyado con alguna...

...lo que yo temo es sentirme lejos de la gente que quiero. Que nuestros caminos se vayan separando, distanciando... que perdamos las cosas que nos unen y nos volvamos desconocidos. Que no nos interesemos por saber cómo le va al otro, qué siente, qué le pasa por la cabeza. Que no compartamos nuestras ilusiones, nuestros proyectos, nuestros temores.

Necesito esa cercanía a lo que llamo mi gente. Saberles conmigo incluso aunque algunos vivan en otras ciudades, aunque no suene el teléfono a diario. Necesito que el "puedes contar conmigo, no hasta dos, no hasta diez, sino contar conmigo" de Benedetti sea una realidad compartida. Necesito esa complicidad recuperada.

Y no siempre es fácil, porque las relaciones están vivas y pasan por distintas épocas, como si fueran estaciones. Y a tu vínculo le llega el otonyo y se le caen las hojas, y sientes el viento frío en la cara y te sientes un poco desnudo en medio del parque, sin saber dónde agarrarte, sin entender por qué se te ha escapado el verano de las manos. De nuevo, un camino por delante hasta que nazca la primavera con la calidez que conlleva.

Me pregunto muchas veces qué puedo hacer cuando no consigo esa cercanía deseada, cuando quieres adelantar la primavera, cuando quieres dar pequenyos pasos muy rápido que te acerquen a esa persona a la que quieres, que refuercen el vínculo. Y supongo que todo tiene sus tiempos, pero es que puedo echar tanto en falta esa cercanía de ayer... que la reconstruiremos, lo sé... pero el mientras me hace crecer la ansiedad.

Si me preguntan qué temo, la respuesta es siempre la misma. Que estemos lejos, más allá de distancias. Que seamos islas. Que no nos conozcamos. Por eso te busco, y adivino en tus palabras quién eres. Para sentirte cerca.

[Imagen de Azuzephre]

Cercanía

Just Until, de Azuzephre


Cuando me preguntan qué cosas son las que más temo, no respondo "la muerte", que ha sido demasiado tiempo companyera, como para empezar a temerla ahora; ni contesto "la enfermedad", porque ya he pasado por algunas graves y tampoco iba a ser peor... no contesto "los cementerios", porque he paseado por alguno realmente bonito, ni "los perros" -aunque sí los temo-, porque me he encarinyado con alguna...

...lo que yo temo es sentirme lejos de la gente que quiero. Que nuestros caminos se vayan separando, distanciando... que perdamos las cosas que nos unen y nos volvamos desconocidos. Que no nos interesemos por saber cómo le va al otro, qué siente, qué le pasa por la cabeza. Que no compartamos nuestras ilusiones, nuestros proyectos, nuestros temores.

Necesito esa cercanía a lo que llamo mi gente. Saberles conmigo incluso aunque algunos vivan en otras ciudades, aunque no suene el teléfono a diario. Necesito que el "puedes contar conmigo, no hasta dos, no hasta diez, sino contar conmigo" de Benedetti sea una realidad compartida. Necesito esa complicidad recuperada.

Y no siempre es fácil, porque las relaciones están vivas y pasan por distintas épocas, como si fueran estaciones. Y a tu vínculo le llega el otonyo y se le caen las hojas, y sientes el viento frío en la cara y te sientes un poco desnudo en medio del parque, sin saber dónde agarrarte, sin entender por qué se te ha escapado el verano de las manos. De nuevo, un camino por delante hasta que nazca la primavera con la calidez que conlleva.

Me pregunto muchas veces qué puedo hacer cuando no consigo esa cercanía deseada, cuando quieres adelantar la primavera, cuando quieres dar pequenyos pasos muy rápido que te acerquen a esa persona a la que quieres, que refuercen el vínculo. Y supongo que todo tiene sus tiempos, pero es que puedo echar tanto en falta esa cercanía de ayer... que la reconstruiremos, lo sé... pero el mientras me hace crecer la ansiedad.

Si me preguntan qué temo, la respuesta es siempre la misma. Que estemos lejos, más allá de distancias. Que seamos islas. Que no nos conozcamos. Por eso te busco, y adivino en tus palabras quién eres. Para sentirte cerca.

[Imagen de Azuzephre]

martes, 1 de noviembre de 2005

China is different

Lo he visto en este blog, y no me lo podía creer. Así que después de carcajearme, lo he traído para acá:


Desde luego, China is different.

Y sí, yo tengo un sentido de ridículo que me impide hacer estas cosas. Pero seguro que me lo paso la mitad de bien que ellos. Y en eso estamos, en aprender a disfrutar, no? A estos dos no les tiene que ensenyar nadie, ya lo hacen. Aunque choque, pero ellos tan felices.

Y no es que mi deseo oculto sea imitar a los Backstreet Boys mientras pongo caretos... pero oye, hacer lo que te apetece cuando te apetece sin estar pensando en el qué dirán, también es un logro. Y desinhibirme sigue estando dentro de mis tareas pendientes.

Eso sí... espero encontrar mi propia manera de hacerlo. Y no hace falta que se parezca a ésta :-)

China is different

Lo he visto en este blog, y no me lo podía creer. Así que después de carcajearme, lo he traído para acá:


Desde luego, China is different.

Y sí, yo tengo un sentido de ridículo que me impide hacer estas cosas. Pero seguro que me lo paso la mitad de bien que ellos. Y en eso estamos, en aprender a disfrutar, no? A estos dos no les tiene que ensenyar nadie, ya lo hacen. Aunque choque, pero ellos tan felices.

Y no es que mi deseo oculto sea imitar a los Backstreet Boys mientras pongo caretos... pero oye, hacer lo que te apetece cuando te apetece sin estar pensando en el qué dirán, también es un logro. Y desinhibirme sigue estando dentro de mis tareas pendientes.

Eso sí... espero encontrar mi propia manera de hacerlo. Y no hace falta que se parezca a ésta :-)