viernes, 30 de marzo de 2007

La solución ideal

Le he propuesto a Novio adoptar un enano como alternativa pausible a tener hijos.

Presenta todas las ventajas de los críos: ocupa poco espacio, es de fácil manejo, cómodo para su almacenamiento y transporte, están igual de graciosos con su diminuta ropita...pero, además de todo esto, se puede razonar con ellos.

Nuestra propia canción

Me sumerjo en los libros, los disfruto, me empapo, dejo que me envuelvan... y los subrayo, anoto, están vivos en mis manos. A mucha gente le parece casi sacrilegio escribir en los márgenes o subrayarlos, pero a mí me gusta releerlos encontrándome con lo que subrayé en su momento, dejar que cuenten su historia y la mía a la vez.

Acabo de terminar "LOS HIJOS DE ANANSI", de Neil Gaiman, y como de costumbre con este autor, no me ha defraudado en absoluto. Quería rescatar para el blog uno de los párrafos con los que me quedo...
Todas y cada una de las personas que han habitado, habitan o habitarán en este planeta tienen su propia canción. No es una canción escrita por otra persona. Es una canción con su propia melodía y su propia letra. Son pocos los que llegan a cantar su propia canción. La mayoría tememos que nuestra voz no le haga justicia, o que nuestras palabras sean demasiado tontas, o demasiado honestas, o demasiado raras. Así que la gente acaba viviendo las canciones de los demás en lugar de cantar la suya propia.
Son pocos los que llegan a cantar su propia canción. Es difícil salirse del camino senyalado, ese de baldosas amarillas, y caminar al margen. Es difícil mirarse dentro y preguntarnos quiénes somos, qué buscamos realmente, más allá de lo que los demás esperan de nosotros, más allá de los "debe", de lo que toca hacer. Encontrar y vivir nuestra propia canción, aunque tengamos miedo, aunque no sepamos bien cómo hacerlo, cuál es la melodía exacta, las palabras adecuadas.

Pero hay que lanzarse... y en eso estamos.

[La imagen que encabeza este texto pertenece a la galería que Achamp tiene en Flickr. Puedes acceder a ella haciendo click en su nick.]

Nuestra propia canción

Me sumerjo en los libros, los disfruto, me empapo, dejo que me envuelvan... y los subrayo, anoto, están vivos en mis manos. A mucha gente le parece casi sacrilegio escribir en los márgenes o subrayarlos, pero a mí me gusta releerlos encontrándome con lo que subrayé en su momento, dejar que cuenten su historia y la mía a la vez.

Acabo de terminar "LOS HIJOS DE ANANSI", de Neil Gaiman, y como de costumbre con este autor, no me ha defraudado en absoluto. Quería rescatar para el blog uno de los párrafos con los que me quedo...
Todas y cada una de las personas que han habitado, habitan o habitarán en este planeta tienen su propia canción. No es una canción escrita por otra persona. Es una canción con su propia melodía y su propia letra. Son pocos los que llegan a cantar su propia canción. La mayoría tememos que nuestra voz no le haga justicia, o que nuestras palabras sean demasiado tontas, o demasiado honestas, o demasiado raras. Así que la gente acaba viviendo las canciones de los demás en lugar de cantar la suya propia.
Son pocos los que llegan a cantar su propia canción. Es difícil salirse del camino senyalado, ese de baldosas amarillas, y caminar al margen. Es difícil mirarse dentro y preguntarnos quiénes somos, qué buscamos realmente, más allá de lo que los demás esperan de nosotros, más allá de los "debe", de lo que toca hacer. Encontrar y vivir nuestra propia canción, aunque tengamos miedo, aunque no sepamos bien cómo hacerlo, cuál es la melodía exacta, las palabras adecuadas.

Pero hay que lanzarse... y en eso estamos.

[La imagen que encabeza este texto pertenece a la galería que Achamp tiene en Flickr. Puedes acceder a ella haciendo click en su nick.]

domingo, 25 de marzo de 2007

El bote de Pandora

En Chile acostumbran a traerte las cuentas con el 10% de propina ya incluido.

Lo cual te deja dos opciones:
a) Abonarla: le bailas el agua al empresario, fomentando que continúe pagando miserias a sus trabajadores.
b) No abonarla: estás jodiendo al camarero que llegará o no a fin de mes en base a esas propinas.

Así que hagas lo que hagas esto es lo que va a ocurrir:
a) Vas a sentirte culpable
b) El camarero va a resultar el perjudicado

Conclusión:

El próximo día cenamos en casa.

sábado, 17 de marzo de 2007

Las obras del poeta

Hoy he visitado la casa que Pablo Neruda construyó para su amante Matilde Urrutia, la Chascona.
Una casa con forma de barco, construida entre dos torrentes de agua.
Una habitación en forma de faro, repleta de soles y de las siglas de él y ella unidas, simbolizando su amor.
Un laberinto de escaleras atestado de cachibaches estrambóticos que fueron adquiriendo en sus viajes por todo el mundo.
Esto fue lo que él escribió para ella:

"Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir, sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
porque tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero,
es casi nada y casi todo"

Señores, a esto le llamo yo hacer la corte.
Y lo demás son puñetas.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Ego-turismo

No gastéis ni un duro más en cremas reafirmantes, geles anticelulíticos, liftings, liposucciones, tratamientos con algas marinas, horas de terapia con el psicólogo, visitas al dietista ni implantes de silicona.
No volváis a mortificaros con la dieta de la alcachofa, el step, el footing, los peelings, ni la depilación a la cera.
Si lo que necesitáis es un subidón de auto-estima la mejor inversión es un billete a Santiago.
A tu ego le van a importar bien poco las doce horas de vuelo necesarias para llegar en cuanto pongas un pie en la calle: algunos hombres te silban, otros te lanzan piropos, los coches te pitan y si pasas por delante de una construcción los obreros caen, literalmente, rendidos a tus pies.
¡Adiós sufrimientos y complejos!
¡Hola dulce de leche!

miércoles, 7 de marzo de 2007

Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así.

Llevo una semana en Barcelona despidiéndome de familiares y amigos antes de partir a Santiago de Chile.
Estaba esperando a Ultrasónica en el Zurich, particularmente atestado de gente en una tarde de lluvia, cuando un señor, desde la otra punta de la cafetería, me ha empezado a hacer gestos indicándome un sitio disponible.
Muy seria he asentido con la cabeza y al pasar por su lado he murmurado un escueto e impersonal: "gracias".
Y es que en estas situaciones siempre recuerdo aquel capítulo de Bridget Jones en el que la protagonista explica que al llegar a Londres saludaba y sonreía a todo el mundo hasta que un hombre se masturbó en la parte trasera de su abrigo en las escaleras mecánicas del metro.
Tomad nota queridas amigas:
Ser desconfiada y arisca es clave para la supervivencia urbana.

lunes, 5 de marzo de 2007

De puntillas

Estoy andando sin mojarme. Andando a medias, viviendo a medias. Sin implicarme, yo que me meto de lleno en lo que hago; sin ilusionarme, yo que necesito sonyar despierta para sentirme completa, sin una pizca de la intensidad que me caracteriza. No me siento completa, ni de lejos, y me parece que me vacío a cada paso. Que soy una sombra de mí, que mi mundo está lleno de una niebla densa que me impide ver las cosas tal como son. Sólo alcanzo a intuir cómo son las cosas tras las nubes, pero no las disfruto, no me contagio.

Y eso a pesar de la cantidad de cosas que objetivamente van bien. Pero es como si me pillaran entre plano y plano, incapaces de alcanzarme de todo. Por eso, estoy sin estar, sonrío sin ganas o hablo por hablar, por eso tampoco escribo, por eso me siento infinitamente lejos de todo.

Porque voy de puntillas por mi vida, sin hacer ruido, no sea que vaya a despertarme. Y sé que no soy yo, no del todo, pero no sé cómo recuperarme, reencontrarme.

De puntillas

Estoy andando sin mojarme. Andando a medias, viviendo a medias. Sin implicarme, yo que me meto de lleno en lo que hago; sin ilusionarme, yo que necesito sonyar despierta para sentirme completa, sin una pizca de la intensidad que me caracteriza. No me siento completa, ni de lejos, y me parece que me vacío a cada paso. Que soy una sombra de mí, que mi mundo está lleno de una niebla densa que me impide ver las cosas tal como son. Sólo alcanzo a intuir cómo son las cosas tras las nubes, pero no las disfruto, no me contagio.

Y eso a pesar de la cantidad de cosas que objetivamente van bien. Pero es como si me pillaran entre plano y plano, incapaces de alcanzarme de todo. Por eso, estoy sin estar, sonrío sin ganas o hablo por hablar, por eso tampoco escribo, por eso me siento infinitamente lejos de todo.

Porque voy de puntillas por mi vida, sin hacer ruido, no sea que vaya a despertarme. Y sé que no soy yo, no del todo, pero no sé cómo recuperarme, reencontrarme.

viernes, 2 de marzo de 2007

Proxima destinación: Santiago

Faltan diez días para irme a hacer las Américas.
Me he hecho el firme propósito de no violar, evangelizar, ni contagiar a nadie de tifus mientras esté allí.