jueves, 27 de diciembre de 2007

Bajo el árbol de Navidad...

He caído en la locura más típica de estas fechas: el consumismo feroz. Este anyo seguramen te sea el que más cosas he comprado: regalos para mi madre, que me había repetido mil veces que no me gastara demasiado, que ella con unos detalles estaría tan contenta; regalos para mi chico, el ninyo de ojos sonrientes; regalos para mi prima, la pequenya de la casa... y algunos detalles para mi tía y mi hermano. Bueno, y vale, algo que hago todos los anyos: algún auto-regalo que me compro unos días antes de Navidad y me envuelvo para dejarlo en el sofá junto al resto de regalos.

La noche de Nochebuena mi chico se quedó a dormir conmigo en mi casa, y antes de acostarnos dejamos los regalos preparados en el sofá, para darnos la sorpresa de encontrarlo lleno de regalos a la manyana siguiente. Y el 25 por la manyana, eso, despertarse, remolonear un poco en la cama, asomarse al salón y decir: ¡cielo, ha venido Papá Noël, hay regalos en el sofá!. Como si fuéramos ninyos chicos... :-)

Los regalos no los abrimos hasta el mediodía, cuando ya fuimos a casa de mi abuela y nos juntamos con el resto de la familia. Y ahí, vuelta a colocar los regalos en el sofá, ahora sí, bien repleto, y luego, reparto de regalos. En este pone este nombre, en aquel pone tal otro...

Y aunque ya no hay ninyos pequenyos en casa (la más pequenya, mi prima, ya ha cumplido los 20), parece que conservamos un poco la ilusión de abrir los regalos, las sorpresas.

Por mi parte, he debido de portarme bien, porque he salido bien servida en cuanto a regalos se refiere: unos botines negros, la trilogía de X-MEN (edición coleccionista!), un libro, un conjunto de ropa interior erótico-festivo... y algo que ya he estrenado, un juego que se llama CARCASSONNE, con dos de sus ampliaciones.

Photobucket

Hemos jugado ya un par de veces y la verdad es que está muy entretenido, si alguien se quiere apuntar para una próxima partida, ya sabe, a levantar la mano y a ver cuándo nos juntamos...

Bajo el árbol de Navidad...

He caído en la locura más típica de estas fechas: el consumismo feroz. Este anyo seguramen te sea el que más cosas he comprado: regalos para mi madre, que me había repetido mil veces que no me gastara demasiado, que ella con unos detalles estaría tan contenta; regalos para mi chico, el ninyo de ojos sonrientes; regalos para mi prima, la pequenya de la casa... y algunos detalles para mi tía y mi hermano. Bueno, y vale, algo que hago todos los anyos: algún auto-regalo que me compro unos días antes de Navidad y me envuelvo para dejarlo en el sofá junto al resto de regalos.

La noche de Nochebuena mi chico se quedó a dormir conmigo en mi casa, y antes de acostarnos dejamos los regalos preparados en el sofá, para darnos la sorpresa de encontrarlo lleno de regalos a la manyana siguiente. Y el 25 por la manyana, eso, despertarse, remolonear un poco en la cama, asomarse al salón y decir: ¡cielo, ha venido Papá Noël, hay regalos en el sofá!. Como si fuéramos ninyos chicos... :-)

Los regalos no los abrimos hasta el mediodía, cuando ya fuimos a casa de mi abuela y nos juntamos con el resto de la familia. Y ahí, vuelta a colocar los regalos en el sofá, ahora sí, bien repleto, y luego, reparto de regalos. En este pone este nombre, en aquel pone tal otro...

Y aunque ya no hay ninyos pequenyos en casa (la más pequenya, mi prima, ya ha cumplido los 20), parece que conservamos un poco la ilusión de abrir los regalos, las sorpresas.

Por mi parte, he debido de portarme bien, porque he salido bien servida en cuanto a regalos se refiere: unos botines negros, la trilogía de X-MEN (edición coleccionista!), un libro, un conjunto de ropa interior erótico-festivo... y algo que ya he estrenado, un juego que se llama CARCASSONNE, con dos de sus ampliaciones.

Photobucket

Hemos jugado ya un par de veces y la verdad es que está muy entretenido, si alguien se quiere apuntar para una próxima partida, ya sabe, a levantar la mano y a ver cuándo nos juntamos...

jueves, 20 de diciembre de 2007

37. Felices Fiestas.



Sí ya sé que mi técnica con el paint es muy rudimentaria, es que yo suelo estar al otro lado de la imagen, observando,jajajaja.

De todas formas, desearos unos felices días.
Besazos.
Vale lo compenso con la obra de un profesional.



"Noche estrellada", 1889. Vincent Van Gogh
Óleo sobre lienzo. 73,7 x 92,1 cm.
Museo de Arte Moderno. New York. USA

miércoles, 19 de diciembre de 2007

36. No pude resistirme...

Lo leí y no pude resistirme...Ocaso.
Si por mi fuera enlazaría todos sus poemas.
Pero mejor pasaros por su casa, seguro que volveréis.
También os dejo un cuadro de un autor que me encanta.




"Entre dos luces", 1894.
Ramón Casas Carbó.
Óleo sobre lienzo. 73.5 x 60.6 cm. Colección particular.

35. Mira tú por dónde...

Estás en una sala de espera.

Tienes una entrevista de trabajo en breves minutos. Junto a ti hay otras dos chicas. De repente una de ellas, saca su móvil y se pone a hacer fotos a una de las sillas.

Piensas que la gente está muy mal y para qué quiere esa chica una foto de una silla.

Deben ser los nervios, en vez de morderse las uñas, hace fotos a las sillas.
Eso es lo que tenían que pensar las dos chicas que estaban conmigo, porque la loca del móvil era yo.



Es el sillón del que hablé en ésta entrada.

Al salir de la entrevista lo primero que le conté a la mamma es que había visto ese sillón, y le expliqué la historia. Ella me miraba como diciendo ésta muchacha está mal, mira que hacerle una foto a una silla.

Pero me comprende, no es la primera vez que me lío a hacerle fotos a algo que para la mayoría es simplemente una cosa.

En éste caso una silla.

PD: los de blogger me han cambiado la cabecera y ya no puedo poner la foto que tenía, ahora se ve cortada :(. Por qué, por qué.....

martes, 11 de diciembre de 2007

34. No tener nada que decir.

"Abbey in an Oak Forest", 1809-1810.

Caspar David Friedrich.

Óleo sobre lienzo.

Schloss Charlottenburg, Berlín.

No tener nada que decir, a veces puede ser un problema.
Pero tener muchas cosas qué decir y no saber cómo, no sólo es un problema, es una fuente de impotencia.

Tal vez porque me estoy acostumbrando a callarme lo que pienso. A no pedir lo que quiero, se me está olvidando cómo hacerlo.

A que me da pereza enzarzarme en lo que será seguro, una conversación de besugos. Y muchas veces me veo callada, escuchando a los demás y respondiéndoles en mi cabeza.
Recreando respuestas a conversaciones pasadas.

No, no me da igual que te olvidaras de mi cumpleaños.
No, no me da igual que no respondas a mis sms, ni que desaparezcas y aparezcas dando por sentado que sigo aquí.
No, no me da igual que dejes de escribirme y vuelvas con excusas estúpidas.
Y no, no puede ser que éstas frases pueda decírselas a más de una persona en mi vida.

Sí, tengo que mirarlo todo desde otro prisma. Empezar a diferenciar los mundos y dejar de esperar demasiado de la gente.

Empezar a pedir lo que quiero.

Volver a decir lo que pienso.

sábado, 8 de diciembre de 2007

miércoles, 5 de diciembre de 2007

32. Nothing compares...

Nadie muere de amor, aunque a veces parezca que agonicemos.

31. El destino.

"Las Parcas (Atropos)", 1819.*

Francisco de Goya y Lucientes.

Pintura mural pasada a lienzo. 123 x 266 cm.

Museo del Prado. Madrid. España.

Mucha gente habla del destino. De cómo todo está escrito y nosotros sólo tenemos que ir por la vida siguiendo el caminito. Pues vaya mierda, ¿qué pintamos en la vida si ya está todo escrito?


Bueno, algunos dirán que no sólo hay un camino, que dependiendo de nuestras decisiones se va por un sitio o por otro. Pero en el fondo es lo mismo, no hay un camino, hay más de uno, pero ya están allí, ¿no?


Muchas veces me acuerdo del día que empecé a salir con mi ex-costilla. Yo esa tarde tenía que estar en corte y confección (sí, sé coser, esto es otra historia, jajajajaja), pero me la salté, era viernes por supuesto. Y justo llamaron por teléfono y era él, (me lo había pedido esa mañana), quedamos y empezamos a salir.
Mucha gente dirá, ¿ves? Fue el destino, si no te hubieras quedado en casa… Chorradas, me habría vuelto a llamar, más tarde o al día siguiente.


Otros me dirán, y cuándo de repente piensas en alguien, que hace años que no ves y justo en esa semana te lo vuelves a encontrar. Pues yo que sé, casualidad, el mundo no es tan grande a veces.


Porque si das por sentado que todo está escrito, que no diriges tu vida, aunque te den un margen (para elegir caminito) ¿qué te anima a seguir? Si al final nada está en tus manos.

* Las Parcas son el equivalente romano del mito de las Moiras griego. Son tres, Cloto, que preside el momento del nacimiento y lleva un ovillo de lana con el que hila el destino de los hombres; Láquesis, enrolla el hilo del destino en un carrete y dirige el curso de la vida; y por último Átropos, que es la propia Parca, es la que coge del carrete el hilo de la vida y lo corta con sus tijeras de oro, para que ésta llegue a su fin.

30. Navidad.

"La nevada o el invierno", 1786.

Francisco de Goya y Lucientes.

Óleo sobre lienzo. 275 x 293 cm. Museo del Prado. Madrid. España.

Me encanta la Navidad.
No, no es un post pastelero. Me explico mejor.
Me encantan los anuncios de la televisión en Navidad.


Las señoras ya no usan fairy, ya no hay compresas, ni suavizantes, ni desodorantes. Los anuncios se llenan de tíos buenorros anunciando colonias, ummm, qué guapos, ummm y qué bien tienen que oler todos. Sí ya sé que aparecen también tías buenorras pero por ahora esas no me inspiran lo mismo que mis hombrecitos de las colonias.


Bombones, turrones, polvorones y juguetes. Me encantan los anuncios de juguetes, mi hermano y yo nos peleábamos delante de la tele, me lo pido, que no te lo puedes pedir que ya lo hice yo antes, siempre desembocaba en una exhibición de “pressing catch”, en el salón de mi casa.


Pero qué coño, eso no es un tío buenorro, ni un anuncio de juguetes. Es una niña con los mocos colgando, y de fondo tiene una especie de chabola. Joder, ya me colaron un pobre en la tele. Por qué será que los pobres sólo tienen hambre en Navidad. Ni en agosto, ni en Semana Santa, ni en la Feria de Abril, no. Sólo aparecen por Navidad, debe ser que se conforman con comer sólo en diciembre. Bueno espera, que a lo mejor ellos no eligen cuándo salir en la tele, puede ser.


Entonces ¿es verdad que en Navidades nos volvemos todos buenos y generosos? ¿Que al mirar el langostino en tu plato y a la niña de los mocos en la tele, te entre una culpabilidad tal que te tires al teléfono aunque sólo sea para comerte el dichoso langostino sin remordimientos?


Y esas mismas personas al ir a la calle Preciados a comprar sus regalos, al ver al mismo tío de todos los años tirado en medio de la calle, también le darán dinero. No, espera, qué coño, ese no es una niña con mocos colgando, es otra clase de pobre. Es el pobre que me ensucia la calle y que me hace tener que saltar cargadita con mis bolsas si no quiero tropezarme con él.


Mira esa señora, cargada con bolsas, no puede abrir la puerta. Bueno pues que deje las bolsas en el suelo, que yo llevo prisa y no me voy a parar a ayudarla, qué no hubiera comprado tanto si no podía ella sola, qué leches.


Mil ejemplos podría poner, y en mil ejemplos me podría meter, por supuesto. Y en otros mil ejemplos no me podría meter. Pero estoy hasta las narices del espíritu navideño, ese espíritu falso y arrogante.

De que llegue diciembre y nos bombardeen con anuncios de organizaciones y similares, diciéndonos mira son pobres y no tienen para comer y tú sí. Pero qué coño, es que sólo tienen hambre en diciembre (sí, ahora me diréis que se anuncia todo el año, y que si vale para que se recaude más aunque sea por sentimiento de culpabilidad, bien estará).


Y mientras el alcalde gastándose los dineritos en lucecitas de diseño.


Pues eso que me encantan los tíos buenorros que huelen bien.

martes, 4 de diciembre de 2007

W.C

El sábado mientras retocaba mi maquillaje en los baños de la discoteca dos amigas mantenían la siguiente conversación a mi lado:

- ¿Y qué? ¿Acabó bien la noche?
- Ni bien ni mal, tía, no acabó.
- ¿No hubo remate final?
- Me dirás... con mis padres en mi casa, los suyos en la suya y sin coche...
- Qué asco, lo mismo que yo con Javi la semana pasada.

Me seguí aplicando máscara de pestañas mientras pensaba que algo marcha muy mal en un país donde la gente no tiene lugares donde quererse.