miércoles, 5 de diciembre de 2007

31. El destino.

"Las Parcas (Atropos)", 1819.*

Francisco de Goya y Lucientes.

Pintura mural pasada a lienzo. 123 x 266 cm.

Museo del Prado. Madrid. España.

Mucha gente habla del destino. De cómo todo está escrito y nosotros sólo tenemos que ir por la vida siguiendo el caminito. Pues vaya mierda, ¿qué pintamos en la vida si ya está todo escrito?


Bueno, algunos dirán que no sólo hay un camino, que dependiendo de nuestras decisiones se va por un sitio o por otro. Pero en el fondo es lo mismo, no hay un camino, hay más de uno, pero ya están allí, ¿no?


Muchas veces me acuerdo del día que empecé a salir con mi ex-costilla. Yo esa tarde tenía que estar en corte y confección (sí, sé coser, esto es otra historia, jajajajaja), pero me la salté, era viernes por supuesto. Y justo llamaron por teléfono y era él, (me lo había pedido esa mañana), quedamos y empezamos a salir.
Mucha gente dirá, ¿ves? Fue el destino, si no te hubieras quedado en casa… Chorradas, me habría vuelto a llamar, más tarde o al día siguiente.


Otros me dirán, y cuándo de repente piensas en alguien, que hace años que no ves y justo en esa semana te lo vuelves a encontrar. Pues yo que sé, casualidad, el mundo no es tan grande a veces.


Porque si das por sentado que todo está escrito, que no diriges tu vida, aunque te den un margen (para elegir caminito) ¿qué te anima a seguir? Si al final nada está en tus manos.

* Las Parcas son el equivalente romano del mito de las Moiras griego. Son tres, Cloto, que preside el momento del nacimiento y lleva un ovillo de lana con el que hila el destino de los hombres; Láquesis, enrolla el hilo del destino en un carrete y dirige el curso de la vida; y por último Átropos, que es la propia Parca, es la que coge del carrete el hilo de la vida y lo corta con sus tijeras de oro, para que ésta llegue a su fin.

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