miércoles, 30 de agosto de 2006

Pedacitos de infancia

Hablaba Bito hace algunos posts de las mentiras que nos cuentan y las mentiras que contamos, y encabezaba el listado con una clásica: existen los Reyes Magos. Y esto hacía que mi mente se pusiera en marcha, recuerdos de mi infancia asaltándome, y me hacía sonreír ante las particularidades de mi madre... Os cuento un poquito, asomaos:

Mi madre ha sido una mujer siempre autónoma, muy libre, que eligió no casarse y criar a sus hijos sola, y que ha sabido compaginar su vida profesional con la familiar y por si fuera poco, también con una fuerte implicación social y política. De pequenya no recuerdo la cantidad de manifestaciones a las que fui, las primeras desde el vientre materno, luego en el cochecito y más tarde andando a pasitos chiquitos. Aprendí en una a gritar "a-se-si-no, Pi-no-chet", y como era muy nyaja cada vez que se juntaba bastante gente en algún sitio pensaba que estábamos manifestándonos otra vez y me liaba a gritar ¡asesino, Pinochet! Y si en otras manifestaciones gritaban "OTAN no, bases fuera", a mí me importaba poco, que yo seguía con mi obsesión con el dictador chileno...

Otra costumbre de mi madre era contarnos cuentos alternativos y cantarnos las canciones con la letra cambiada. Así, en nuestra particular versión de Los Tres Alpinos los protagonistas eran tres pitufos, el menor de ellos llevaba una bandera roja que acababa dándole a la princesa después de liarse con ella, y tenían muchos pitufitos que también llevaban banderas rojas (pero al menos no moría nadie, que la canción tradicional es todo un drama!). Y según lo contábamos nosotras, Blancanieves, al llegar a la casa de los enanitos, lo que hacía era un listado de tareas domésticas a repartirse, y las hacían entre todos para que también ella pudiera acompanyarles a la mina. Y Caperucita fue siempre Tacirupeca (Tacirupeca, Tacirupeca, dédon vas? - jodí el bolo).

Y por lo que me acordaba con ternura de todo esto era por cómo vivíamos nosotros las Navidades... que eran unas fiestas especiales, claro, porque además mi madre solía tener unos días de vacaciones y disfrutábamos más de su companyía. Pero ni mi hermano ni yo creímos nunca en los Reyes Magos, porque mi madre desde siempre nos habló de sus parejas, las Reinas Majas (sí, sí, con jota). Nos contaba cómo sin ellas, a los Reyes nunca les daría tiempo a llegar a todos sitios por muy magos que fueran, y cómo además eran ellas las que recibían las cartas y las que intentaban acertar con los regalos. También eran ellas las que te habían vigilado durante el anyo para saber lo bueno o malo que habías sido, y en fin... que a nuestra casa venían ellas. Y claro, prácticamente desde el principio nosotros supimos que la mejor Reina Maja de todas era mi madre, y por eso también desde muy muy chiquitos, nosotros empezamos a contribuir con los regalos haciendo un dibujo que intentábamos envolver (es decir, colocábamos un trozo de papel de envolver hecho un burrunyo encima del dibujo), que era nuestro regalo de parte de la Princesa Maja o el Príncipe Majo.

Alguna gente luego me ha dicho que es un poco injusto dejar a unos ninyos sin la ilusión de los Reyes Magos como tales, pero yo recuerdo esas noches con la misma ilusión que la del resto de mis companyeros de clase, y recuerdo además el sentirme orgullosa de poder contribuir yo también a la Navidad con mis dibujos, mis propios regalos... Y en fin, que cada infancia se construye con las experiencias propias y las mías fueron éstas. Reinas Majas, Mamá Noela, unos enanitos que limpiaban la casa y fregaban los platos a instancias de Blancanieves, Tacirupeca y el bolo y pitufos llevando banderas rojas. Cómo no sonreír al acordarse. Cómo no ser la ninya de la banderita de cuando en cuando, con estos mimbres ;-)

[La imagen que encabeza este post es de Ulises Wensell, para la portada del libro "Las tres reinas magas", de Gloria Fuertes]

Pedacitos de infancia

Hablaba Bito hace algunos posts de las mentiras que nos cuentan y las mentiras que contamos, y encabezaba el listado con una clásica: existen los Reyes Magos. Y esto hacía que mi mente se pusiera en marcha, recuerdos de mi infancia asaltándome, y me hacía sonreír ante las particularidades de mi madre... Os cuento un poquito, asomaos:

Mi madre ha sido una mujer siempre autónoma, muy libre, que eligió no casarse y criar a sus hijos sola, y que ha sabido compaginar su vida profesional con la familiar y por si fuera poco, también con una fuerte implicación social y política. De pequenya no recuerdo la cantidad de manifestaciones a las que fui, las primeras desde el vientre materno, luego en el cochecito y más tarde andando a pasitos chiquitos. Aprendí en una a gritar "a-se-si-no, Pi-no-chet", y como era muy nyaja cada vez que se juntaba bastante gente en algún sitio pensaba que estábamos manifestándonos otra vez y me liaba a gritar ¡asesino, Pinochet! Y si en otras manifestaciones gritaban "OTAN no, bases fuera", a mí me importaba poco, que yo seguía con mi obsesión con el dictador chileno...

Otra costumbre de mi madre era contarnos cuentos alternativos y cantarnos las canciones con la letra cambiada. Así, en nuestra particular versión de Los Tres Alpinos los protagonistas eran tres pitufos, el menor de ellos llevaba una bandera roja que acababa dándole a la princesa después de liarse con ella, y tenían muchos pitufitos que también llevaban banderas rojas (pero al menos no moría nadie, que la canción tradicional es todo un drama!). Y según lo contábamos nosotras, Blancanieves, al llegar a la casa de los enanitos, lo que hacía era un listado de tareas domésticas a repartirse, y las hacían entre todos para que también ella pudiera acompanyarles a la mina. Y Caperucita fue siempre Tacirupeca (Tacirupeca, Tacirupeca, dédon vas? - jodí el bolo).

Y por lo que me acordaba con ternura de todo esto era por cómo vivíamos nosotros las Navidades... que eran unas fiestas especiales, claro, porque además mi madre solía tener unos días de vacaciones y disfrutábamos más de su companyía. Pero ni mi hermano ni yo creímos nunca en los Reyes Magos, porque mi madre desde siempre nos habló de sus parejas, las Reinas Majas (sí, sí, con jota). Nos contaba cómo sin ellas, a los Reyes nunca les daría tiempo a llegar a todos sitios por muy magos que fueran, y cómo además eran ellas las que recibían las cartas y las que intentaban acertar con los regalos. También eran ellas las que te habían vigilado durante el anyo para saber lo bueno o malo que habías sido, y en fin... que a nuestra casa venían ellas. Y claro, prácticamente desde el principio nosotros supimos que la mejor Reina Maja de todas era mi madre, y por eso también desde muy muy chiquitos, nosotros empezamos a contribuir con los regalos haciendo un dibujo que intentábamos envolver (es decir, colocábamos un trozo de papel de envolver hecho un burrunyo encima del dibujo), que era nuestro regalo de parte de la Princesa Maja o el Príncipe Majo.

Alguna gente luego me ha dicho que es un poco injusto dejar a unos ninyos sin la ilusión de los Reyes Magos como tales, pero yo recuerdo esas noches con la misma ilusión que la del resto de mis companyeros de clase, y recuerdo además el sentirme orgullosa de poder contribuir yo también a la Navidad con mis dibujos, mis propios regalos... Y en fin, que cada infancia se construye con las experiencias propias y las mías fueron éstas. Reinas Majas, Mamá Noela, unos enanitos que limpiaban la casa y fregaban los platos a instancias de Blancanieves, Tacirupeca y el bolo y pitufos llevando banderas rojas. Cómo no sonreír al acordarse. Cómo no ser la ninya de la banderita de cuando en cuando, con estos mimbres ;-)

[La imagen que encabeza este post es de Ulises Wensell, para la portada del libro "Las tres reinas magas", de Gloria Fuertes]

Aficiones frustradas

Las plantas no son lo mío.
Yo soñaba con un jardincito y venían a mi cabeza imágenes de mi misma recogiendo flores, con un cesto bajo el brazo y una maravillosa pamela al estilo de la madre de la familia Hollister.
Tras la muerte de una gardenia, un potus y finalmente un cactus tuve que rendirme a la evidencia.
Por este motivo, y en un profundo alarde de auto-conocimiento respecto a mis limitaciones, renuncié a tener margaritas en la jardinera de mi balcón.
Y decidí conformarme con dos molinillos de plástico en forma de flor pinchados en la tierra seca y vieja que ya había.
A lo largo del último año la jardinera únicamente se ha utilizado para ocultar en ella los restos de conjuros absurdos realizados con las amigas en noches de borracheras y como cenicero cuando no puedo dormir y salgo al balcón a fumar.
Esta mañana he descubierto sorprendida que la jardinera está llena de pequeños y frescos tallos verdes.
Todo ello me ha hecho pensar en una frase que escuché hace tiempo en alguna película que no recuerdo: "Incluso en las circunstancias más adversas la vida se abre camino".

lunes, 28 de agosto de 2006

Intensa productividad

Nadie sabe realmente lo que es el aburrimiento hasta que trabaja en una oficina en agosto.
Pero incluso eso tiene su parte positiva.
En ocasiones se dan situaciones bonitas y creativas trabajando en equipo.
Sin ir más lejos esta tarde el personal de la empresa hemos llegado a un consenso tras arduas horas de intensa negociación.
Se trata de una nueva clasificación para categorizar las películas.
Este es el resultado:
- Películas "Tarta de Santiago": Están bien. Te gustan. Pero son demasiado consistentes como para repetir.
- Películas "Calçots": Sólo son consumibles por temporadas.
- Películas "Callos" : O te encantan o te parecen nauseabundas.
Vale.
La clasificación no tiene ningún rigor ni utilidad.
Pero reconoced que es más interesante que matar el tiempo haciendo malditos sudokus.

jueves, 24 de agosto de 2006

Mentes rotas

Este verano me he releído "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero". Es un libro del neurólogo Oliver Sacks en el que recoge distintos casos neurológicos que han pasado por sus manos, explica los problemas que tenían pacientes y cómo intentaban darle soluciones, si no soluciones definitivas a los problemas, que muchas veces eran crónicos y no las tenían, sí al menos soluciones paliativas para poder llevar sus vidas de la mejor manera, y lo más independientemente posible.

Es un libro muy interesante si te atrae el funcionamiento de la mente humana, tanto en lo puramente biológico como en la inmensa capacidad que tenemos de encontrar maneras para aferrarnos a nuestra identidad y seguir adelante a pesar de las adversidades, dificultades y obstáculos múltiples con los que podamos encontrarnos. Además el autor (más conocido por su obra Awakenings - Despertares, en la que se basó la película de Robert de Niro y Robin Williams) es un médico increíblemente humano, cuyo trabajo va más allá de lo estrictamente médico y científico para llegar a ayudar de verdad a un paciente que otros muchos podrían haber dado por perdido.

Así, por ejemplo, tenemos el caso de Jimmie G., un hombre de cuarenta y nueve anyos que, debido a un síndrome de Korsakov agudo, era incapaz de recordar los últimos treinta años de su vida, y seguía pensando que tenía diecinueva hasta que cada día se miraba al espejo y veía un hombre mucho mayor. Jimmie se sentía perdido en un mundo que ni entendía ni le interesaba, y que se le escapaba de las manos a cada momento, teniendo, por ejemplo, que presentarle cada día a los médicos y pacientes de la residencia a los que la noche había hecho que olvidara. Ni siquiera podía recordar una larga conversación unos minutos después de haberla mantenido...

Es este caso uno de los más duros del libro, porque nosotros somos memoria, y sin ella parecemos condenados a perdernos, a que nuestra identidad desaparezca. "Una vida sin memoria no sería vida... Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada...", escribe Luis Bunyuel al respecto. Y el paciente (casi más paciente que persona para tantos médicos excepto para el autor del libro), se siente vacío, si es que siente algo. Copiando un extracto del libro...
Un día le pedí que me hablara no sobre su memoria o su pasado, sino sobre los sentimientos más simples y más elementales:

- ¿Cómo se siente?
- Cómo me siento -repitió y se rascó la cabeza-. No puedo decir que me sienta mal. Pero no puedo decir que me sienta bien. No puedo decir que me sienta de ninguna manera.
- ¿Es usted desgraciado? -continué.
- No puedo decir que lo sea.
- ¿Disfruta de la vida?
- No puedo decir que disfrute...

Vacilé, con miedo a estar yendo demasiado lejos, a estar desnudando a un hombre hasta dejar al descubierto alguna desesperación oculta, inadmisible, insoportable.

- No disfruta usted de la vida. ¿Cómo se siente usted, entonces, respecto a la vida?
- No puedo decir que sienta nada.
- ¿Pero se siente usted vivo?
- ¿Que si me siento vivo? En realidad no. Hace muchísimo tiempo que no me siento vivo.
Pero hasta en este caso especialmente difícil del hombre desmemoriado, perdido en el olvido, atrapado en un pasado que se le escurría entre los dedos, del hombre incapaz hasta de la desesperación, vacío, hueco... la mente encuentra su camino, ayudada por el doctor Sacks. Y descubren aficiones que le hacen sentir bien porque tienen cierto estatismo, como la jardinería, que avanza tan poquito a poco, o los oficios religiosos, que repiten siempre los mismos rituales... y en esos momentos Jimmie se siente completo, siente la pertenencia a algo, se siente ligado al mundo actual, pleno, lleno.

El libro me hizo pensar en algunas enfermedades crónicas que están destinadas a acompanyar siempre a quienes las padecen, y que, hasta en esos casos crónicos, hay maneras de seguir adelante, consiguiendo que la enfermedad mediatice lo menos posible la vida cotidiana. Si el hombre sin memoria, marinero errante de su presente, podía sentirse completo y feliz encontrando actividades que le satisfacieran, cómo no las van a encontrar otras personas que cuentan con una mente mucho menos danyada, mucho menos rota, aunque también lo esté en parte.

Los trastornos mentales y neurológicos tal vez son los que más miedo den porque con ellos te arriesgas a perder tu identidad, a perderte en una mente que no responde. Pero (casi) siempre hay caminos alternativos en los que ir encontrando retazos de ti, ir enfrentando miedos y obstáculos hasta salvarlos... y continuar andando, que al final siempre es la clave.

[Página oficial de Oliver Sacks, en inglés, AQUÍ]

Mentes rotas

Este verano me he releído "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero". Es un libro del neurólogo Oliver Sacks en el que recoge distintos casos neurológicos que han pasado por sus manos, explica los problemas que tenían pacientes y cómo intentaban darle soluciones, si no soluciones definitivas a los problemas, que muchas veces eran crónicos y no las tenían, sí al menos soluciones paliativas para poder llevar sus vidas de la mejor manera, y lo más independientemente posible.

Es un libro muy interesante si te atrae el funcionamiento de la mente humana, tanto en lo puramente biológico como en la inmensa capacidad que tenemos de encontrar maneras para aferrarnos a nuestra identidad y seguir adelante a pesar de las adversidades, dificultades y obstáculos múltiples con los que podamos encontrarnos. Además el autor (más conocido por su obra Awakenings - Despertares, en la que se basó la película de Robert de Niro y Robin Williams) es un médico increíblemente humano, cuyo trabajo va más allá de lo estrictamente médico y científico para llegar a ayudar de verdad a un paciente que otros muchos podrían haber dado por perdido.

Así, por ejemplo, tenemos el caso de Jimmie G., un hombre de cuarenta y nueve anyos que, debido a un síndrome de Korsakov agudo, era incapaz de recordar los últimos treinta años de su vida, y seguía pensando que tenía diecinueva hasta que cada día se miraba al espejo y veía un hombre mucho mayor. Jimmie se sentía perdido en un mundo que ni entendía ni le interesaba, y que se le escapaba de las manos a cada momento, teniendo, por ejemplo, que presentarle cada día a los médicos y pacientes de la residencia a los que la noche había hecho que olvidara. Ni siquiera podía recordar una larga conversación unos minutos después de haberla mantenido...

Es este caso uno de los más duros del libro, porque nosotros somos memoria, y sin ella parecemos condenados a perdernos, a que nuestra identidad desaparezca. "Una vida sin memoria no sería vida... Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada...", escribe Luis Bunyuel al respecto. Y el paciente (casi más paciente que persona para tantos médicos excepto para el autor del libro), se siente vacío, si es que siente algo. Copiando un extracto del libro...
Un día le pedí que me hablara no sobre su memoria o su pasado, sino sobre los sentimientos más simples y más elementales:

- ¿Cómo se siente?
- Cómo me siento -repitió y se rascó la cabeza-. No puedo decir que me sienta mal. Pero no puedo decir que me sienta bien. No puedo decir que me sienta de ninguna manera.
- ¿Es usted desgraciado? -continué.
- No puedo decir que lo sea.
- ¿Disfruta de la vida?
- No puedo decir que disfrute...

Vacilé, con miedo a estar yendo demasiado lejos, a estar desnudando a un hombre hasta dejar al descubierto alguna desesperación oculta, inadmisible, insoportable.

- No disfruta usted de la vida. ¿Cómo se siente usted, entonces, respecto a la vida?
- No puedo decir que sienta nada.
- ¿Pero se siente usted vivo?
- ¿Que si me siento vivo? En realidad no. Hace muchísimo tiempo que no me siento vivo.
Pero hasta en este caso especialmente difícil del hombre desmemoriado, perdido en el olvido, atrapado en un pasado que se le escurría entre los dedos, del hombre incapaz hasta de la desesperación, vacío, hueco... la mente encuentra su camino, ayudada por el doctor Sacks. Y descubren aficiones que le hacen sentir bien porque tienen cierto estatismo, como la jardinería, que avanza tan poquito a poco, o los oficios religiosos, que repiten siempre los mismos rituales... y en esos momentos Jimmie se siente completo, siente la pertenencia a algo, se siente ligado al mundo actual, pleno, lleno.

El libro me hizo pensar en algunas enfermedades crónicas que están destinadas a acompanyar siempre a quienes las padecen, y que, hasta en esos casos crónicos, hay maneras de seguir adelante, consiguiendo que la enfermedad mediatice lo menos posible la vida cotidiana. Si el hombre sin memoria, marinero errante de su presente, podía sentirse completo y feliz encontrando actividades que le satisfacieran, cómo no las van a encontrar otras personas que cuentan con una mente mucho menos danyada, mucho menos rota, aunque también lo esté en parte.

Los trastornos mentales y neurológicos tal vez son los que más miedo den porque con ellos te arriesgas a perder tu identidad, a perderte en una mente que no responde. Pero (casi) siempre hay caminos alternativos en los que ir encontrando retazos de ti, ir enfrentando miedos y obstáculos hasta salvarlos... y continuar andando, que al final siempre es la clave.

[Página oficial de Oliver Sacks, en inglés, AQUÍ]

miércoles, 23 de agosto de 2006

Polònia

- ¿Así que eres catalana?
- Sí
- Pues no se nota.
- Ya. Es que no tengo mucho acento.
- No, lo decía porque pareces simpática.
- Vaya hombre.
- A ver, no es que me caigan mal pero me toca los cojones esa manía de hablar en su dialecto.
- Adéu.

PD: Cuando te deja el novio escuchas "with or without you" de U2 hasta la náusea.
Este post/recuerdo es lo mismo pero con la mala hostia post-vacacional.

martes, 22 de agosto de 2006

Destápame

No suelo poner en el blog los resultados de tests que hago por ahí -soy una pequenya adicta a hacer tests, sí-, muchas veces encontrados en otros blogs; pero en esta ocasión voy a hacer una excepción porque el resultado me ha parecido curioso...

Deyector en su blog enlazaba una web en la que te hacen un cuadro a partir de unas pocas preguntas sobre tu estado de ánimo y los colores con los que te identificas. Éste es el mío:

Photobucket - Video and Image Hosting
Por Ryan Terry

Creo que es un poco caótico, como yo, pero que el resultado queda sorprendentemente... alegre? Dinámico? Me gusta el malva suave de fondo, el morado un poco más oscuro haciendo figuras, los círculos amarillos chiquitos esparcidos por la superficie...

Y la verdad es que, al menos hoy, me siento un poco así. Alegre, activa, con ganas de vestirme de morado y salir esta noche a cantar en voz alta, notando la brisa fresca nocturna en mi cara y revolviendo mi pelo. ¿Y sabéis qué es lo mejor?

Que lo voy a hacer. Que esta noche voy con una amiga a ver a Sabina. Que me gustan los conciertos, me gusta su música, las letras, hasta esa voz ni-sí-ni-no. Que a veces tonterías como ésta te dan una inyección de energía, de vitalidad.

El cuadro parece tener pequenyos destellos de luz, chispas amarillas salpicadas por el fondo. Como yo hoy, que burbujeo, destápame y escucha...

Y me encanta :-)

Destápame

No suelo poner en el blog los resultados de tests que hago por ahí -soy una pequenya adicta a hacer tests, sí-, muchas veces encontrados en otros blogs; pero en esta ocasión voy a hacer una excepción porque el resultado me ha parecido curioso...

Deyector en su blog enlazaba una web en la que te hacen un cuadro a partir de unas pocas preguntas sobre tu estado de ánimo y los colores con los que te identificas. Éste es el mío:

Photobucket - Video and Image Hosting
Por Ryan Terry

Creo que es un poco caótico, como yo, pero que el resultado queda sorprendentemente... alegre? Dinámico? Me gusta el malva suave de fondo, el morado un poco más oscuro haciendo figuras, los círculos amarillos chiquitos esparcidos por la superficie...

Y la verdad es que, al menos hoy, me siento un poco así. Alegre, activa, con ganas de vestirme de morado y salir esta noche a cantar en voz alta, notando la brisa fresca nocturna en mi cara y revolviendo mi pelo. ¿Y sabéis qué es lo mejor?

Que lo voy a hacer. Que esta noche voy con una amiga a ver a Sabina. Que me gustan los conciertos, me gusta su música, las letras, hasta esa voz ni-sí-ni-no. Que a veces tonterías como ésta te dan una inyección de energía, de vitalidad.

El cuadro parece tener pequenyos destellos de luz, chispas amarillas salpicadas por el fondo. Como yo hoy, que burbujeo, destápame y escucha...

Y me encanta :-)

viernes, 18 de agosto de 2006

Seguir sorprendiéndose

Una cosa que me encanta de los pequenyajos es su capacidad de sorprenderse continuamente a medida que van descubriendo el mundo. Esos ojos brillantes asombrados, esa boca abierta, ese senyalar con el dedo cualquier revelación que a nosotros nos suele parecer natural y a ellos maravillosa... es sencillamente genial.

Y una cosa que me encanta de mí... es que no he perdido -o no del todo- esa capacidad de sorpresa. Que me siguen ilusionando las pequenyas cosas y no sé si hasta se me pone voz de ninya cuando llamo la atención de quien esté conmigo sobre cualquier nuevo descubrimiento que hago.

Por eso, que hoy haya salido el arco iris ha sido motivo de sobra para sonreír ampliamente y exclamar "mira, mira, el arco iris!!!" como si fuera un pequenyo milagro de luz y color. Y ya no me han importado las gotas de lluvia ni los nubarrones grises que iban tomando el cielo poco a poco, porque me han traído también un pequenyo momento de felicidad infantil.

Y por eso también, cuando al llegar a Alcalá de Henares hemos visto tres cigüenyas sobrevolando el cielo, mi dedo ha vuelto a senyalar, la sonrisa que aún no se había borrado ha acariciado mis orejas y la misma voz infantil ha gritado "Y mira las cigüenyas!!!"

Y me encanta, me gusta tener esas explosiones infantiles de alegría por cosas tan simples como una cigüenya en el cielo o los siete colores del arcoiris abriéndose paso entre nubarrones grises. Me gusta seguir ilusionándome si una mariquita se posa cerca de donde estoy, o al ver un cachorrito de perro, con el sabor del algodón de azúcar de una feria o cuando un avión despega y el estómago se hace una bolita. Me gusta no perder la sensación de novedad aunque lo haya hecho muchas veces, y seguir haciéndolo con casi las mismas ganas, con esa sonrisa emocionada. Me encanta ser así de ninya... :-)

Además, con el post ya fraguándose en la cabeza, me he sentado a buscar imáganes de cigüenyas en la Red, y me he encontrado con ésta:

Y me ha parecido el final redondo para un post que habla de arco iris y de cigüenyas, y de no perder la capacidad de sorprendernos e ilusionarnos con las cosas más sencillas y cotidianas (lo que seguramente sea una de las claves de la felicidad, al menos de la mía). La doble sorpresa de la cigüenya recortándose sobre el arco iris. La doble sonrisa que trae con su vuelo desgajado en colores...

[La imagen que encabeza el post no tiene autor conocido. La que lo cierra, que puedes ver a tamanyo completo haciendo click sobre ella, es de la galería que Cctrilla tiene en flickr, a la que puedes acceder AQUÍ]

Seguir sorprendiéndose

Una cosa que me encanta de los pequenyajos es su capacidad de sorprenderse continuamente a medida que van descubriendo el mundo. Esos ojos brillantes asombrados, esa boca abierta, ese senyalar con el dedo cualquier revelación que a nosotros nos suele parecer natural y a ellos maravillosa... es sencillamente genial.

Y una cosa que me encanta de mí... es que no he perdido -o no del todo- esa capacidad de sorpresa. Que me siguen ilusionando las pequenyas cosas y no sé si hasta se me pone voz de ninya cuando llamo la atención de quien esté conmigo sobre cualquier nuevo descubrimiento que hago.

Por eso, que hoy haya salido el arco iris ha sido motivo de sobra para sonreír ampliamente y exclamar "mira, mira, el arco iris!!!" como si fuera un pequenyo milagro de luz y color. Y ya no me han importado las gotas de lluvia ni los nubarrones grises que iban tomando el cielo poco a poco, porque me han traído también un pequenyo momento de felicidad infantil.

Y por eso también, cuando al llegar a Alcalá de Henares hemos visto tres cigüenyas sobrevolando el cielo, mi dedo ha vuelto a senyalar, la sonrisa que aún no se había borrado ha acariciado mis orejas y la misma voz infantil ha gritado "Y mira las cigüenyas!!!"

Y me encanta, me gusta tener esas explosiones infantiles de alegría por cosas tan simples como una cigüenya en el cielo o los siete colores del arcoiris abriéndose paso entre nubarrones grises. Me gusta seguir ilusionándome si una mariquita se posa cerca de donde estoy, o al ver un cachorrito de perro, con el sabor del algodón de azúcar de una feria o cuando un avión despega y el estómago se hace una bolita. Me gusta no perder la sensación de novedad aunque lo haya hecho muchas veces, y seguir haciéndolo con casi las mismas ganas, con esa sonrisa emocionada. Me encanta ser así de ninya... :-)

Además, con el post ya fraguándose en la cabeza, me he sentado a buscar imáganes de cigüenyas en la Red, y me he encontrado con ésta:

Y me ha parecido el final redondo para un post que habla de arco iris y de cigüenyas, y de no perder la capacidad de sorprendernos e ilusionarnos con las cosas más sencillas y cotidianas (lo que seguramente sea una de las claves de la felicidad, al menos de la mía). La doble sorpresa de la cigüenya recortándose sobre el arco iris. La doble sonrisa que trae con su vuelo desgajado en colores...

[La imagen que encabeza el post no tiene autor conocido. La que lo cierra, que puedes ver a tamanyo completo haciendo click sobre ella, es de la galería que Cctrilla tiene en flickr, a la que puedes acceder AQUÍ]

miércoles, 16 de agosto de 2006

Realidades

La realidad es una mera ilusión, aunque se trata de una muy persistente.
(Albert Einstein)
Hace tiempo aprendí que no debo fiarme de mis impresiones acerca de lo que los demás piensan de mí. A veces veo enfados donde no los hay, o miradas danyinas que no pretendían serlo, o gestos de rechazo que sólo están en mi cabeza, o me siento el objeto de unas risas totalmente inocentes...

No es agradable, y no es un victimismo voluntario ni un ego demasiado grande. Racionalmente sé que es el típico producto de una inseguridad más grande que mi metro y medio de estatura, y por eso simplemente intento no hacer caso de mis percepciones, y esperar que si alguien tiene algo que decirme, lo haga. Y muchas veces funciona... pero a veces se me escapa.

Y entonces me siento muy chiquita, muy ninya, muy pequenya. Porque cada mirada parece afilada, y las risas a la espalda siempre las provoco yo y se clavan desgarrándome, y siento la lástima o el desprecio, reales o no. Y me recuerdo que no debo fiarme, que mi percepción demasiadas veces es enganyosa y no coincide con la realidad... pero no es fácil, porque al fin y al cabo, nuestra realidad está hecha de nuestras percepciones.

Como me conozco, intento pasar por el tamiz de la racionalidad lo que percibo, esas miradas esquivas o el tono siempre cortante e hiriente, las preguntas maliciosas al aire que siento que están destinadas a mí o las voces insidiosas que me quieren decir lo (mal) que otros están pensando de mí por lo que hago o digo.

Lo intento una y mil veces, controlar esa imaginación (o no, de nuevo) que echa a volar a la mínima y que acaba convenciéndome de que es tan real como un pellizco doloroso en el brazo, pero muchas veces me supera, y callo porque, como en las películas, cualquier cosa que dijera podría utilizarse en mi contra, o ser nuevo motivo de burla, insuficiente para defenderme de un ataque que quizás sea real, quizás no. Y acabo cerrando los ojos también, para no ver gestos que no sé interpretar, perdida temporalmente en la maranya de mi inseguridad. Y me taparía los oídos si tuviera más manos, para no tener que oír el tono áspero que se dirige a mí hundiéndome aún más en mi barro.

No oír, no ver, no hablar. Callada, ciega y sorda. Perdida en un mundo de Ilusiones Fuertes y Feroces que se han comido a la pequenya realidad para instaurar una Realidad que muerde.

No mires

No oigas

No hables

Sssssshhhhh

[La imagen que encabeza el post está sacada de la Galería de art.com. Puedes ir haciendo click AQUÍ.]

Realidades

La realidad es una mera ilusión, aunque se trata de una muy persistente.
(Albert Einstein)
Hace tiempo aprendí que no debo fiarme de mis impresiones acerca de lo que los demás piensan de mí. A veces veo enfados donde no los hay, o miradas danyinas que no pretendían serlo, o gestos de rechazo que sólo están en mi cabeza, o me siento el objeto de unas risas totalmente inocentes...

No es agradable, y no es un victimismo voluntario ni un ego demasiado grande. Racionalmente sé que es el típico producto de una inseguridad más grande que mi metro y medio de estatura, y por eso simplemente intento no hacer caso de mis percepciones, y esperar que si alguien tiene algo que decirme, lo haga. Y muchas veces funciona... pero a veces se me escapa.

Y entonces me siento muy chiquita, muy ninya, muy pequenya. Porque cada mirada parece afilada, y las risas a la espalda siempre las provoco yo y se clavan desgarrándome, y siento la lástima o el desprecio, reales o no. Y me recuerdo que no debo fiarme, que mi percepción demasiadas veces es enganyosa y no coincide con la realidad... pero no es fácil, porque al fin y al cabo, nuestra realidad está hecha de nuestras percepciones.

Como me conozco, intento pasar por el tamiz de la racionalidad lo que percibo, esas miradas esquivas o el tono siempre cortante e hiriente, las preguntas maliciosas al aire que siento que están destinadas a mí o las voces insidiosas que me quieren decir lo (mal) que otros están pensando de mí por lo que hago o digo.

Lo intento una y mil veces, controlar esa imaginación (o no, de nuevo) que echa a volar a la mínima y que acaba convenciéndome de que es tan real como un pellizco doloroso en el brazo, pero muchas veces me supera, y callo porque, como en las películas, cualquier cosa que dijera podría utilizarse en mi contra, o ser nuevo motivo de burla, insuficiente para defenderme de un ataque que quizás sea real, quizás no. Y acabo cerrando los ojos también, para no ver gestos que no sé interpretar, perdida temporalmente en la maranya de mi inseguridad. Y me taparía los oídos si tuviera más manos, para no tener que oír el tono áspero que se dirige a mí hundiéndome aún más en mi barro.

No oír, no ver, no hablar. Callada, ciega y sorda. Perdida en un mundo de Ilusiones Fuertes y Feroces que se han comido a la pequenya realidad para instaurar una Realidad que muerde.

No mires

No oigas

No hables

Sssssshhhhh

[La imagen que encabeza el post está sacada de la Galería de art.com. Puedes ir haciendo click AQUÍ.]

jueves, 10 de agosto de 2006

Postales I: Gacela en Túnez

Aunque al volver de vacaciones me he encontrado con algunas cosas que han hecho que esté más tristona de lo que debería, no quiero que se empanye -o no del todo- lo bien que lo he pasado en la semana descubriendo Túnez. Así que, también para mí, para recordármelo, va este post.
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Ya os conté un poco por aquí cómo funciono cuando viajo. El viaje empieza antes, cuando estoy tomando la decisión, cuando estoy perdiéndome en folletos, guías y páginas de la red. Fotos, comentarios de viajeros que estuvieron antes que yo, consejos en foros... y al final, una mochila llena, un avión que te acoge -y en el que te apanyas para conseguir la ventanilla aunque no te correspondiera-, la sensación familiar del despegue y ver cómo tu mundo de siempre va haciéndose chiquito mientras tú te haces grande entre las nubes.

Y llegas a un sitio diferente donde puedes ser quien quieras, quien seas... y empiezas a hablar en otra lengua -cómo me gusta el sonido del francés-, te recibe una temperatura distinta, otros olores, una cama de hotel... y ya has desconectado, ya empiezas a hacerte a ese otro entorno.

Muchos momentos para el recuerdo, cascadas de sonrisas, ojos muy abiertos queriendo almacenar cuanto ven, paseos por zocos llenándome de los olores, colores, festival de sensaciones. El aire sabe a cuero y especias y bajo los techados el calor se difumina un poco, mientras contestas con una sonrisa a quienes te piden que entres en sus tiendas a mirar...

Grandes mezquitas, como la de Kairouan, donde entraba con los hombros tapados por un panyuelo morado que me acompanyaba en el bolso. Minaretes elevándose hacia el cielo y el cántico del muecín llamando a la oración -aunque nos dijeran que hoy en día suelen usar grabaciones para hacerlo, snif-.

Curiosidades como las de las columnas de esta mezquita, la mayoría distintas entre sí porque fueron robadas de construcciones de los antiguos cartagineses y romanos -nos dijo el guía que había más de Cartago en esa mezquita que en las propias ruinas de la ciudad-.

Más momentos, más momentos...

Como la excursión al oasis montanyoso de Chebika, antigua tierra de cabras montesas, pueblo antiguo construido en adobe en la ladera de la montanya hasta que una inundación -en pleno desierto, sí- acabó con él y sus habitantes lo reconstruyeron un par de kilómetros más alejado. En las montanyas y cuevas de este lugar se rodaron distintas escenas de El Paciente Inglés, según nos explicaron, y se alcanzan fácilmente los 50 grados. Fue éste uno de los mejores días, primero por la belleza de Chebika y la ironía de la naturaleza, haciendo crecer un pequenyo vergel rodeado de arena y tierra árida. Palmeras que escapan de la arena y se elevan hacia las nubes, orgullosas, altivas, reflejándose en el lago, rumor de agua que se desliza entre las rocas para acompanyarte en el camino.

Luego vimos la Gran Cascada de Tamerza, que desde luego no es el Niágara, pero impresionaba cómo rodeado igualmente de aridez podía nacer un riachuelo que caía danzando sobre otro lago, éste de mayor tamanyo... formaba una imagen preciosa, de esas que guardas en la memoria para cuando te hace falta entre el gris de los edificios de Madrid.

Y todavía hubo más... carreras en 4x4 por las dunas con el coche dando tumbos mientras subía y bajaba como en montanyas rusas; descubrir en medio del desierto que sí, pueden venir a venderte collares saliendo de la nada; ver aparecer entre la arena el decorado de Tatooine que usó George Lucas en La Guerra de las Galaxias (no en vano es Lucas un enamorado de Túnez, donde está el verdadero Tataooine al que debe el nombre el planeta ficticio; y no por nada eligió varias localizaciones tunecinas para ambientar escenas de la saga) y aquí casi diría que más especial que el decorado fueron los ojos brillantes del amigo friki que me acompanyó en el viaje, que sonreía y miraba asombrado como si fuera un ninyo chico :-)

Y como saltábamos de película en película, no podía faltar el Coliseo de El Djem, donde se rodaron algunas escenas de Gladiator. Un monumento impresionante, el segundo coliseo más grande conservado después del de Roma, transportados a otra época entre piedras milenarias.

Bueno... esto es sólo un pequenyo resumen, porque en realidad hay demasiadas cosas -las más importantes- que no caben en un post. Porque desde aquí no se oye el agua en cascada, ni se ven los ojos brillantes, ni se siente el sol acariciando los brazos o las manos que convencía noche tras noche para dar un masaje, ni están las cosquillas o el sabor a agua salada del mar -y de algún grifo!-, ni el olor de los puffs (se escribirá así?) de cuero, ni el aire algo más fresco callejeando por la medina... pero aún así quería compartir con vosotros lo que os pueda llegar de esa semana que va a durar mucho más que siete días :-)

[La imagen que encabeza este post es de un sello tunecino. El resto de imágenes son fotos hechas durante el viaje, y las puedes ver en grande haciendo click sobre ellas.]

Postales I: Gacela en Túnez

Aunque al volver de vacaciones me he encontrado con algunas cosas que han hecho que esté más tristona de lo que debería, no quiero que se empanye -o no del todo- lo bien que lo he pasado en la semana descubriendo Túnez. Así que, también para mí, para recordármelo, va este post.
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Ya os conté un poco por aquí cómo funciono cuando viajo. El viaje empieza antes, cuando estoy tomando la decisión, cuando estoy perdiéndome en folletos, guías y páginas de la red. Fotos, comentarios de viajeros que estuvieron antes que yo, consejos en foros... y al final, una mochila llena, un avión que te acoge -y en el que te apanyas para conseguir la ventanilla aunque no te correspondiera-, la sensación familiar del despegue y ver cómo tu mundo de siempre va haciéndose chiquito mientras tú te haces grande entre las nubes.

Y llegas a un sitio diferente donde puedes ser quien quieras, quien seas... y empiezas a hablar en otra lengua -cómo me gusta el sonido del francés-, te recibe una temperatura distinta, otros olores, una cama de hotel... y ya has desconectado, ya empiezas a hacerte a ese otro entorno.

Muchos momentos para el recuerdo, cascadas de sonrisas, ojos muy abiertos queriendo almacenar cuanto ven, paseos por zocos llenándome de los olores, colores, festival de sensaciones. El aire sabe a cuero y especias y bajo los techados el calor se difumina un poco, mientras contestas con una sonrisa a quienes te piden que entres en sus tiendas a mirar...

Grandes mezquitas, como la de Kairouan, donde entraba con los hombros tapados por un panyuelo morado que me acompanyaba en el bolso. Minaretes elevándose hacia el cielo y el cántico del muecín llamando a la oración -aunque nos dijeran que hoy en día suelen usar grabaciones para hacerlo, snif-.

Curiosidades como las de las columnas de esta mezquita, la mayoría distintas entre sí porque fueron robadas de construcciones de los antiguos cartagineses y romanos -nos dijo el guía que había más de Cartago en esa mezquita que en las propias ruinas de la ciudad-.

Más momentos, más momentos...

Como la excursión al oasis montanyoso de Chebika, antigua tierra de cabras montesas, pueblo antiguo construido en adobe en la ladera de la montanya hasta que una inundación -en pleno desierto, sí- acabó con él y sus habitantes lo reconstruyeron un par de kilómetros más alejado. En las montanyas y cuevas de este lugar se rodaron distintas escenas de El Paciente Inglés, según nos explicaron, y se alcanzan fácilmente los 50 grados. Fue éste uno de los mejores días, primero por la belleza de Chebika y la ironía de la naturaleza, haciendo crecer un pequenyo vergel rodeado de arena y tierra árida. Palmeras que escapan de la arena y se elevan hacia las nubes, orgullosas, altivas, reflejándose en el lago, rumor de agua que se desliza entre las rocas para acompanyarte en el camino.

Luego vimos la Gran Cascada de Tamerza, que desde luego no es el Niágara, pero impresionaba cómo rodeado igualmente de aridez podía nacer un riachuelo que caía danzando sobre otro lago, éste de mayor tamanyo... formaba una imagen preciosa, de esas que guardas en la memoria para cuando te hace falta entre el gris de los edificios de Madrid.

Y todavía hubo más... carreras en 4x4 por las dunas con el coche dando tumbos mientras subía y bajaba como en montanyas rusas; descubrir en medio del desierto que sí, pueden venir a venderte collares saliendo de la nada; ver aparecer entre la arena el decorado de Tatooine que usó George Lucas en La Guerra de las Galaxias (no en vano es Lucas un enamorado de Túnez, donde está el verdadero Tataooine al que debe el nombre el planeta ficticio; y no por nada eligió varias localizaciones tunecinas para ambientar escenas de la saga) y aquí casi diría que más especial que el decorado fueron los ojos brillantes del amigo friki que me acompanyó en el viaje, que sonreía y miraba asombrado como si fuera un ninyo chico :-)

Y como saltábamos de película en película, no podía faltar el Coliseo de El Djem, donde se rodaron algunas escenas de Gladiator. Un monumento impresionante, el segundo coliseo más grande conservado después del de Roma, transportados a otra época entre piedras milenarias.

Bueno... esto es sólo un pequenyo resumen, porque en realidad hay demasiadas cosas -las más importantes- que no caben en un post. Porque desde aquí no se oye el agua en cascada, ni se ven los ojos brillantes, ni se siente el sol acariciando los brazos o las manos que convencía noche tras noche para dar un masaje, ni están las cosquillas o el sabor a agua salada del mar -y de algún grifo!-, ni el olor de los puffs (se escribirá así?) de cuero, ni el aire algo más fresco callejeando por la medina... pero aún así quería compartir con vosotros lo que os pueda llegar de esa semana que va a durar mucho más que siete días :-)

[La imagen que encabeza este post es de un sello tunecino. El resto de imágenes son fotos hechas durante el viaje, y las puedes ver en grande haciendo click sobre ellas.]

lunes, 7 de agosto de 2006

Trolls

Los trolls de ayer perseguían a David el Gnomo mientras se sorbían los mocos, o eran de los que se convertían en piedra cuando les daban los primeros rayos de luz del día, comían carne humana y tenías muy mala suerte si te tropezabas con alguno. Los trolls de hoy... están por todas partes, pero han cambiado:


Sin palabras... xD

Trolls

Los trolls de ayer perseguían a David el Gnomo mientras se sorbían los mocos, o eran de los que se convertían en piedra cuando les daban los primeros rayos de luz del día, comían carne humana y tenías muy mala suerte si te tropezabas con alguno. Los trolls de hoy... están por todas partes, pero han cambiado:


Sin palabras... xD

viernes, 4 de agosto de 2006

Meme-Mójate (endogamia bloguera powa)

Recién llegada de Túnez, me encuentro con que Jota ha aprovechado mi ausencia para endosarme el primer meme del verano (a ver si con suerte es el último ;) Y una, que es una ninya obediente, ahí que se pone a la tarea...

¿Cuánto tiempo llevas blogueando?

Empecé a leer a una buena amiga a finales del 2004, a principios del 2005 ya leía algunos blogs más, pero que se podían contar con los dedos de una mano, y empecé el mío en febrero de ese año.

¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y por qué te animaste a participar?

Fue sobre todo a raíz de esa amiga de la que hablaba antes. La leía a ella, y ella acabó dándome el empujón para abrirme uno.

Cinco blogs que sigas a diario o con mucha frecuencia

La Mujer Tirita
Paranoias Cotidianas
Reflexiones en Blanco y Negro
Deyecciones
Mi Puta Vida

¿Eres lector anónimo de algún blog? Si es así, ¿de cuáles?

Leo muchos blogs en los que nunca he dejado nada escrito, o bien porque no sabría qué decir, o porque sus posts son redondos ya, o por no saber qué más aportar, o porque ya tienen muchísimos comentarios o... por mil razones. Algunos de ellos: Escolar.net, Microsiervos, ComIctericia, La Cárcel de Papel, El Blog de Cattya... y suma y sigue.

Y sobre los autores, nombra cinco que te despierten especial simpatía:

Voy a excluir a los que tras conocer en persona, quedamos de cuando en cuando, porque esos es obvio que me despiertan especial simpatía -no cumplo ningún castigo y les veo en plan penitencia, no-. Así que diré a Reve, por su empatía y su forma de querer y hacerse querer; Bito, por tanto tiempo; Schere/Glassy, por verme tantas veces reflejada en lo que escribe; Mazeekeen, que da alas a mi lado friki y de quien se aprende un montón; y Pipero, por la complicidad ideológica.

¿Qué blogs consideras de mayor calidad? (Tratando de ser objetivo/a)

Mmmmm... pues quitando los más profesionales, como Escolar o Microsiervos, me quedaría con:

Jimpomuk, la unión de dos de los primeros que seguí y me encantaron, ayer como hoy, hoy como manyana
Ecce Homo, que siempre sabe llegarte dentro
La Mujer Tirita, increíble sentido del humor que sabe reírse de todo, ella misma incluida
Harresian Zulo, una sensibilidad acojonante unida a una genial forma de escribir y de dibujarte el mundo letra a letra
La Alcoba de Schahriar, palabras y dibujos de una mano especial, desnudando trocitos casi sin querer

¿Con qué blogueros te irías de borrachera? (mínimo tres / máximo cinco)

Vaya mierda de borrachera una en la que no se permiten más de seis participantes, punto a. Punto b... es que con unos cuantos ya me he ido, oiga. Pero de los que no conozco, me gustaría compartir unas canyas con Schere, On, Iced, Belver, Jornalerodelagloria...

¿Con qué tres blogueros pasarías una noche de locura sexual?

Esto me recuerda cierto memefollo, tiempo atrás... Repetiremos a Lord Jim, que ya estuvo en aquella contestación, y anyado a... dos de sus dinosaurios, para que no me ponga pegas? El ninyo rubio y uno de los dos gatos? Ains, no sé. Yo es que ya cuando tengo que pensar en más allá de tríos me pongo nerviosa y no tecleo bien, oiga.

¿Te has enamorado alguna vez de un/a bloguero/a?

Hasta ahora no, pero como dice la canción, "no sé manyana, sé de hoy...".

¿Conociste a alguno más allá del teclado? ¿A cuáles?

Buffff... pues como yo empecé en esto de los blogs prometiéndome a mí misma mantener las distancias y no implicarme con el mundo de bloguilandia, y como soy una ninya especialmente coherente (que debería ya saber que es de tontos hacerse planes futuros, luego la vida va eligiendo sus propios caminos), pues creo que al final he llegado a conocer a una veintena o alguno más, se me hace una lista demasiado larga como para ponerla aquí y además con mi cabecita loca seguro que me olvidaba de alguno, drama y dolor.

¿Te consideras satisfecho con tu blog? ¿Qué cambiarías?

Sé que es un blog con muchos defectos, desde el disenyo, que ha aguantado más de un anyo con el básico de blogger y cambio y medio, hasta el contenido, que tiende al gris y a la melancolía seguramente en exceso. Pero me siento satisfecha en la medida en que sigue cumpliendo el objetivo que tenía al abrirlo, que es utilizarlo como vía de desahogo_compartido (más allá del hecho de garabatear cuatro párrafos en un papel y cerrar el diario, aquí el compartirlo completa el desahogo, puede darte otro punto de vista y te sientes menos sola). Cambiaría... bueno, lo llenaría de más color (el contenido, no la forma), pero eso es un camino largo que creo que ya estoy haciendo un poco, comparado con el anyo pasado.

Y por último, que se mojen los lectores y digan una virtud y un defecto de este blog. A ser posible sin ser demasiado generosos, que se me sube a la cabeza, ni demasiado duros, que tampoco pretendemos el Pulitzer ;)

Meme-Mójate (endogamia bloguera powa)

Recién llegada de Túnez, me encuentro con que Jota ha aprovechado mi ausencia para endosarme el primer meme del verano (a ver si con suerte es el último ;) Y una, que es una ninya obediente, ahí que se pone a la tarea...

¿Cuánto tiempo llevas blogueando?

Empecé a leer a una buena amiga a finales del 2004, a principios del 2005 ya leía algunos blogs más, pero que se podían contar con los dedos de una mano, y empecé el mío en febrero de ese año.

¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y por qué te animaste a participar?

Fue sobre todo a raíz de esa amiga de la que hablaba antes. La leía a ella, y ella acabó dándome el empujón para abrirme uno.

Cinco blogs que sigas a diario o con mucha frecuencia

La Mujer Tirita
Paranoias Cotidianas
Reflexiones en Blanco y Negro
Deyecciones
Mi Puta Vida

¿Eres lector anónimo de algún blog? Si es así, ¿de cuáles?

Leo muchos blogs en los que nunca he dejado nada escrito, o bien porque no sabría qué decir, o porque sus posts son redondos ya, o por no saber qué más aportar, o porque ya tienen muchísimos comentarios o... por mil razones. Algunos de ellos: Escolar.net, Microsiervos, ComIctericia, La Cárcel de Papel, El Blog de Cattya... y suma y sigue.

Y sobre los autores, nombra cinco que te despierten especial simpatía:

Voy a excluir a los que tras conocer en persona, quedamos de cuando en cuando, porque esos es obvio que me despiertan especial simpatía -no cumplo ningún castigo y les veo en plan penitencia, no-. Así que diré a Reve, por su empatía y su forma de querer y hacerse querer; Bito, por tanto tiempo; Schere/Glassy, por verme tantas veces reflejada en lo que escribe; Mazeekeen, que da alas a mi lado friki y de quien se aprende un montón; y Pipero, por la complicidad ideológica.

¿Qué blogs consideras de mayor calidad? (Tratando de ser objetivo/a)

Mmmmm... pues quitando los más profesionales, como Escolar o Microsiervos, me quedaría con:

Jimpomuk, la unión de dos de los primeros que seguí y me encantaron, ayer como hoy, hoy como manyana
Ecce Homo, que siempre sabe llegarte dentro
La Mujer Tirita, increíble sentido del humor que sabe reírse de todo, ella misma incluida
Harresian Zulo, una sensibilidad acojonante unida a una genial forma de escribir y de dibujarte el mundo letra a letra
La Alcoba de Schahriar, palabras y dibujos de una mano especial, desnudando trocitos casi sin querer

¿Con qué blogueros te irías de borrachera? (mínimo tres / máximo cinco)

Vaya mierda de borrachera una en la que no se permiten más de seis participantes, punto a. Punto b... es que con unos cuantos ya me he ido, oiga. Pero de los que no conozco, me gustaría compartir unas canyas con Schere, On, Iced, Belver, Jornalerodelagloria...

¿Con qué tres blogueros pasarías una noche de locura sexual?

Esto me recuerda cierto memefollo, tiempo atrás... Repetiremos a Lord Jim, que ya estuvo en aquella contestación, y anyado a... dos de sus dinosaurios, para que no me ponga pegas? El ninyo rubio y uno de los dos gatos? Ains, no sé. Yo es que ya cuando tengo que pensar en más allá de tríos me pongo nerviosa y no tecleo bien, oiga.

¿Te has enamorado alguna vez de un/a bloguero/a?

Hasta ahora no, pero como dice la canción, "no sé manyana, sé de hoy...".

¿Conociste a alguno más allá del teclado? ¿A cuáles?

Buffff... pues como yo empecé en esto de los blogs prometiéndome a mí misma mantener las distancias y no implicarme con el mundo de bloguilandia, y como soy una ninya especialmente coherente (que debería ya saber que es de tontos hacerse planes futuros, luego la vida va eligiendo sus propios caminos), pues creo que al final he llegado a conocer a una veintena o alguno más, se me hace una lista demasiado larga como para ponerla aquí y además con mi cabecita loca seguro que me olvidaba de alguno, drama y dolor.

¿Te consideras satisfecho con tu blog? ¿Qué cambiarías?

Sé que es un blog con muchos defectos, desde el disenyo, que ha aguantado más de un anyo con el básico de blogger y cambio y medio, hasta el contenido, que tiende al gris y a la melancolía seguramente en exceso. Pero me siento satisfecha en la medida en que sigue cumpliendo el objetivo que tenía al abrirlo, que es utilizarlo como vía de desahogo_compartido (más allá del hecho de garabatear cuatro párrafos en un papel y cerrar el diario, aquí el compartirlo completa el desahogo, puede darte otro punto de vista y te sientes menos sola). Cambiaría... bueno, lo llenaría de más color (el contenido, no la forma), pero eso es un camino largo que creo que ya estoy haciendo un poco, comparado con el anyo pasado.

Y por último, que se mojen los lectores y digan una virtud y un defecto de este blog. A ser posible sin ser demasiado generosos, que se me sube a la cabeza, ni demasiado duros, que tampoco pretendemos el Pulitzer ;)