viernes, 4 de marzo de 2005

Números en el calendario


Marzo ha entrado por la ventana sin ser invitado, pero a él no le importa. Entra, grosero, pone los pies encima de la mesa -mi mesa- y se hace duenyo y senyor de un espacio que parece pertenecerle. Se trae con él un calendario que casi me arroja a la cara, sonriendo, sabiéndose ganador.

Demasiados días con significados asociados. Demasiadas fechas con recuerdos atados, fechas que se clavan y desgarran, fechas asesinas. Marzo hace muchos anyos que dejó de ser mi amigo... y este anyo lo es menos que nunca.

Arrancas cada día temiendo el que llega detrás. Nueva lucha sinsentido, los días se suceden y te comen. Si no estuvieras hecha de símbolos, si un número no dijera tanto más que una cantidad de días que ya han pasado...

Repaso -inútil, ya sabes que las Bestias no dejan de serlo porque seas capaces de nombrarlas-.

La semana que viene empieza el festival. El lunes hará cuatro anyos que nos conocimos en persona. Un tipo con barba y con maletín en la fuente de Callao, yo pensé "qué senyor!", tú pensaste "qué ninya!", y luego ni lo uno ni lo otro.

Deja de sonreír.

El jueves, el imperio contraataca. Tu cumpleanyos, el primero en el que no te felicitaré -órdenes expresas a la par que injustas, y una es una ninya wena-. Imagino que te llamaré desde una cabina para que mi teléfono no diga las palabras que no puedo decir yo, pero así intentaré paliar la horrible sensación que sé que me va a dejar ese día. Imagino también que mi brazo pagará el silencio al que me obligas... pero a mi brazo no le importa, es también un brazo obediente.

Y esto no es chantaje, oiga, que él no lee nada, no sabe nada de este blog, no sabe nada de mí.

Pasemos otras cuantas hojas del calendario. Ese fin de semana celebras tu primer cumpleanyos con mi ausencia. Amigos de ambos que se reúnen contigo. En mi casa, un regalo sin destinatario, unos Monty Python que no hacen reír a nadie y se miran extranyados.

Más hojas que caen, esto parece un otonyo despistado de fechas. La siguiente semana otro cumpleanyos de un amigo común más a cuya fiesta no iré ya que no tengo permiso para estar en el mismo espacio-tiempo que tú. Y tres días más tarde, como no hemos tenido suficiente, el Día del Padre, aunque oooooohhhhh, al nuestro le tenemos ausente, haciéndose las Europas y diciendo que su hija no es suya, que otra vez será.

Pero aún tenemos más días, cielo. Allá cuando empiece a haber doses en el calendario, será el aniversario de la primera vez que reunimos suficiente valor, desesperanza y sufrimiento como para intentar irnos de un mundo que cada vez nos era más ajeno y que no volvimos a sentir propio desde entonces. Cumpliremos nueve anyos, a todas luces más que suficiente... pero la vida y la muerte siempre parecen tener planes distintos a los que les asignamos. No tienen tiempo para ti, ninguna de las dos.

Marzo ventoso, marzo frío. Ya lo dice el hombre del tiempo: se prevén borrascas, heladas. Escarcha en las mejillas.

(Escuchando el disco "Pa'fuera telaranyas", de Bebe)

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