jueves, 1 de noviembre de 2007

22. Y yo con éstos pantalones (II).




Lunes por la tarde.

Allá voy a la formación. El sitio la verdad me cae cerca de casa. Sólo tengo que coger un autobús (sí señor topo, a pleno sol).
Llego prontito (no sé cómo lo hago, si normalmente llego tarde a todos los sitios. Me estaré haciendo responsable. Nooooo, jajaja).
Me presento en el sitio, allí están otros incautos como yo, con cara de corderos degollados. Pasan lista y nos meten en una sala de conferencias.
Entra el comercial, se presenta, nos hacemos un cartelito todos con nuestro nombre y nos presentamos.

- Bueno soy XXX, y éste trabajo son ventas puras y duras.
- ¿QUÉEEEE? (míranos qué monos, si parecemos un coro).
- Se trata de vender un producto. Ahora os cuento de qué va.
- ¿Pero si a mi en la ETT me dijeron que era para encuestas? (lo clavamos, hablamos todos a una, de aquí al teatro a cantar todos juntitos, qué coordinación).
- ¿En serio os dijeron eso? Es que los de la ETT siempre hacen lo mismo, nos os cuentan de que va y luego pasa lo que pasa. Bueno si alguien no está interesado puede irse que yo no me enfado (pa’ chasco, no te jode. ¿Por qué leches te ibas a enfadar?, lástima que soy educadita y sólo lo pienso).

Una chica dice que se va. Que su trabajo anterior era de ventas y lo dejó porque estaba muy quemada. Se levanta y se va (olé sus webs).
Los demás nos quedamos. Yo pienso que bueno, a ver que hay que vender, por intentarlo.
El comercial empieza a hablar. Nos pregunta si conocemos el juego de la primitiva. Y nos cuenta por fin qué es lo que tenemos que vender. Bueno, a parte de hablar todos a coro, también hemos aprendido a poner la misma cara, tipo ¿qué me estás contando? ¿Eso es un tongo?
La venta consiste en llamar a una lista de “clientes”, y convencerles para que se apunten a una peña de 100 personas para jugar a la primitiva. Siempre se gana (bueno teniendo en cuenta que para el comercial ganar 1 céntimo y repartirlo entre cien, es ganar. Para el resto, ganar sería conseguir más dinero que el que metes en la peña).
A la hora hacemos un descanso. Empezamos a hablar, nos acordamos de la madre, del padre y de la abuela de la entrevistadora de la ETT (a todos nos martirizó con el dichoso dominó y a todos nos mintió).
Subimos y el comercial sigue contándonos las bondades del producto. No lo veo claro, ni yo ni los otros 8. Tres de ellos se van, tampoco lo ven y para seguir perdiendo el tiempo.
Ahora viene lo mejor, no es seguro que te cojan aunque hagas todas las horas de la formación. Es taaan fácil vender el producto que sólo piden dos ventas al día. Después de la campaña, eso de quedarse en la plantilla (cómo nos decía nuestra amiga la de la ETT), no es verdad. En diciembre cerraban y te despedían. Abrían en enero, a lo mejor te llaman, a lo mejor no. Lo mismo pasaba en Semana Santa y en agosto.

Conclusión, cuatro horas estuvo el comercial intentando vendernos el producto y no lo consiguió. Y eso que nos hizo dibujitos (¡mira una pirámide!, ¿de qué me suena?, ah sí de esas empresas dónde metes tu dinero y luego ya veremos) y nos repitió una y otra vez que era totalmente legal (nuestra cara lo debía de decir todo).
Entonces pensé (sí hay veces que me da por ahí), si éste comercial que lleva trabajando 14 años en esto, no ha conseguido vendernos el producto, cómo leches voy a vender yo algo que ni me creo y que es tongo total. No me gusta engañar a la gente. Esto de tener escrúpulos está pasado de moda al parecer.

No fui la única que pensó lo mismo, de los 8 que quedamos, cuatro dijeron que no volvían al día siguiente. Dos de ellos habían rechazado otras ofertas por éste trabajo, convencidos de que no eran ventas.
Menos mal que tengo mi otro trabajillo y puedo ir tirando.

Jueves por la mañana.

Suena mi móvil.
- ¿Luna?
- Sí, soy yo.
- Mira te llamamos de la ETT.
- Ah.
- Nos han llamado varias personas, para hablarnos sobre el trabajo al que te mandamos. Mira nosotros no sabíamos nada. La empresa cambió las condiciones sin avisarnos.
- Bueno, a mi me da igual. Yo sabía que iba a pasar esto, ellos os echaron la culpa a vosotros y vosotros a la empresa. Pero yo perdí toda la tarde.
- Lo entiendo Luna, de verdad. Te llamo para pedirte disculpas. Nos dijeron que era para encuestas y para verificar datos. Espero que aceptes nuestras disculpas, estamos intentando arreglarlo con la empresa, hablando con ellos. Solo espero que si sale otra oferta quieras trabajar con nosotros.
- Por mi no hay problema, yo quiero trabajar. Pero no quiero ventas. Es lo que hablé contigo en la entrevista.
- Bueno pues gracias por tu comprensión y estaremos en contacto Luna.

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