lunes, 20 de marzo de 2006

Mi mundo ajeno

I know I have lost, de Markette

...las luces de la calle te hacen danyo cuando sales
porque tu mundo es otro mucho más oscuro...
Déjalo ya, sabes que nunca has ido a Venus en un barco,
quieres flotar, pero lo único que haces es hundirte...

Tú sabes que lo intentas. Nadie lo sabe como tú, nadie lo intenta como tú, y quien piense que no es así, se equivoca, se equivoca al juzgar y se equivoca en el juicio. Pero también sabes que te encuentras con tus límites, tus barreras, que puede que las pongas tú misma pero que no consigues escalar ni dejar de poner.

Te buscas estrategias para poder encontrar caminos alternativos. Te buscas companyía, te buscas viajes, te buscas descubrimientos porque sabes que las cosas nuevas te hacen sonreír, y necesitas sonrisas que contrarrestren las lágrimas que se acumulan y te inundan.

Pero fracasas, mi ninya, como tantas veces, mi princesa agotada. Y al final te encuentras rodeada de gente, pero inmensamente sola, porque eres incapaz de salir de ti, y dentro de ti siempre estás sola. Y hay risas fuera pero las oyes tamizadas, como si estuvieran infinitamente lejos. Y no consigues integrarte en las conversaciones, no porque estés cansada, mucho menos porque no te interesen, sino porque no encuentras la manecilla que abre la puerta tras la que te encierras. Así que ahí estás, en la tierra que te ha acogido tantas veces en abrazo, con la gente con la que siempre te has sentido protegida, pero atrapada en ti, en tu cabeza, en tus Yoes que encadenan. Viéndote desde fuera, viéndote abajo, entre ellos pero aparte, callada, ojos que se empanyan y parpadeas rápido para que no se note, que bastante tienes con no conseguir disfrutar tú como para amargarle la noche a nadie. Con el pensamiento "no debería haber venido" dando vueltas de uno a otro lado de tu cabeza, entre otros mucho más danyinos. Con la canción repitiéndose, dolorosamente consciente de que podrás irte donde hay luz, pero esa misma luz hará danyo a unos ojos demasiado acostumbrados a la oscuridad. Avergonzada de que haya quien te conozca así, siendo media Tú, y piense que no hay más que eso. Temiendo que si esa es su sensación, quizá esté acertando.

Lo peligroso, lo preocupante, es que reconoces la dinámica en la que vuelves a entrar. De noches en vela hecha un ovillo, de aislarte en medio de la companyía, de guardar silencio porque para qué, de perderte encerrada en tu locura, de lágrimas encarnadas que calman la angustia, de agotamiento, de desesperanza que se instala en ti y te convence de que tu mundo, hoy como ayer, como manyana, no ha dejado nunca de serte ajeno. Deberías saberlo, mi ninya, que son ya muchos anyos como para sorprenderse ahora.

Lo peligroso, lo preocupante, es que este camino ya lo has recorrido y sabes dónde te lleva.

Lo peligroso, lo preocupante... es que puede que no te importe tanto. Ahí cruzas la frontera. Porque en realidad... ¿algo importa tanto?

[La imagen que encabeza el post es de Markette, que tiene una galería en Flickr a la que puedes acceder haciendo click AQUÍ. La primera estrofa pertenece a una canción de Mecano, Barco a Venus]

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