lunes, 6 de octubre de 2008

83. Por qué me gusta...

"El descendimiento de la cruz", 1435.
Rogier de la Pasture van der Weyden
Óleo sobre tabla.
220 x 262 cm.
Museo del Prado. Madrid. España.


Podría decir que éste cuadro siempre me encantó, incluso mucho antes de pisar la facultad, pero sería mentira.
Yo conocía las típicas obras de arte que conoces en el instituto si ibas por letras y tenías que estudiar arte.
Fue en la carrera cuándo descubrí obras de las que me enamoré, otras que odié y muchas otras que me dejaron con la sensación de que se reían de mí.

El descendimiento fue una de las que me enamoré.

Los colores, saber que no eran arbitrarios, que por el azul de la túnica se deducía que el cuadro era muy costoso (se llama azul de ultramar y se consigue con lapislázuli importado de Afganistán, imaginaos en la época lo costoso que era).
Qué la técnica del óleo sobre tabla, permite esos colores vivos

El tamaño del lienzo (220x262 cm), hace que las figuras sean casi a tamaño real desde mi 1’50.

La minuciosidad en las telas pintadas, saber por la ropa que llevan los personajes, su estatus social (los dos hombres que sostienen a Jesús, eran discípulos en la sombra muy acaudalados. De ahí sus ropas y esos zapatos, para algunos de claque).

La composición. Hasta que no llegué a la facultad a mi los cuadros me parecían bonitos o no (creo que esa sigue siendo la base más importante), pero entonces aprendí a ver más allá. Cómo la composición de los cuadros, las líneas paralelas, composiciones piramidales, curvas…




Y el tema. El tema del cuadro para mi no es ningún freno. No, no soy religiosa, pero no puedo, ni quiero, ni dejo que eso influya en mi manera de "ver" el cuadro.


Recuerdo una clase, arte del siglo XVI. Ese año nos hartamos a estudiar santos con sus atributos (ehh que os veo venir, atributos tales como un libro, dragón, rueda, parrilla, flechas...). Una compañera de clase, por lo que se ve harta de tanto santo comentó que estaba perdiendo el tiempo, que ella era atea y eso de los santos no le iba a valer para nada.


Así que a esa muchacha a día de hoy si le plantan delante de un cuadro con temática religiosa, dirá yo paso que no soy religiosa.


Como si a otro se le ocurre decir que no estudia las pirámides porque en Madrid no hay (aunque tengamos por alcalde a un faraón en toda regla con su búsqueda de tesoros).

Tras muchos intentos he conseguido no aleccionar mucho en ésta entrada. Siempre he huído de las lecciones no pedidas.





PD: entrada realizada gracias a la colleja virtual que me ha dado Acoolgirl.


En el fondo y en la superficie me encanta que me eches de menos.


Conseguiste que me entrara la vergüenza torera.
Muchas gracias a todos los que habéis parado un ratito por aquí y os habéis animado a comentar.
Se me olvidaba, ese personaje que veías con un tarro, y te parecía sospechoso; es totalmente inocente, sólo lleva ungüentos para preparar el cuerpo. No quería dejarte con la duda Acoolgirl. Ya ves las apariencias engañan, a veces, sólo a veces, ajajjaj.

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