viernes, 24 de octubre de 2008

Pastillas para olvidar

Ayer me encontré en un foro en el que participo con una noticia que me llamó mucho la atención. Más tarde, Jornalerodelagloria , con el que siempre tengo el debate "recordar sí / recordar no", la traía por el blog en un comentario al post anterior. Éste es el titular:

UN EQUIPO DE INVESTIGADORES LOGRA BORRAR RECUERDOS DE FORMA SELECTIVA

Y anyaden:

Una enzima hace que desaparezca el miedo y ciertos recuerdos en roedores. La pérdida traumática de un ser querido, una fobia incontrolable, un atentado, una guerra... El sueño de muchas personas es constantemente invadido por evocaciones terribles y dolorosas que querrían desterrar para siempre 'allá, allá lejos; donde habite el olvido', como dijo el poeta Luis Cernuda. La memoria, traicionera, los mantiene vívidos en algún rincón del cerebro. Este sufrimiento podría estar llegando a su fin. Una pequeña molécula, debidamente empleada, borra recuerdos de forma selectiva dejando los demás intactos.

Si seguimos leyendo la noticia, vemos que este primer párrafo es pelín enganyoso, porque los ratones objeto del estudio no han visto borrados sus recuerdos de forma selectiva, sino que "tenían más dificultad para recordar que los ratones normales". Pero sí dicen los investigadores que éste podría ser el primer paso para "futuros fármacos anti-recuerdos".

Hablándolo con otra gente, lo primero que se nos vino a la cabeza fue la estupenda película "Eternal sunshine of the spotless mind" (traducida -es un decir- al castellano como "Olvídate de mí", y obviando el título, si no la habéis visto ya podéis correr a hacerlo). Situándonos en algo cercano a la ciencia ficción, especulando... ¿cuál podría ser la utilidad de una pastilla para el olvido? ¿No deberíamos enfrentarnos a las situaciones traumáticas por las que pasamos en vez de elegir borrarlas de nuestra memoria? ¿Seríamos capaces de borrar a la persona X, con todos los recuerdos asociados a ella, sólo porque su ausencia nos duele demasiado?

Obviamente, no creo que vayan por ahí las intenciones de la ciencia, y sí probablemente tenga más interés conocer mejor el mecanismo por el que nuestro cerebro genera, almacena y recupera los recuerdos, para poder utilizarlo en enfermedades como el Alzheimer o similares. Pero tal y como está escrito el artículo, da un poco de miedo pensar que el día de manyana pudiéramos contar con pastillas para no recordar (al estilo de las pastillas para no sonyar que cantaba Sabina), que pudiéramos elegir qué queremos borrar de nuestra memoria así, de manera selectiva.

¿No somos el resultado de (todas) nuestras experiencias pasadas, las buenas, las menos buenas y las terribles del todo? Si borráramos esas que nos quitan el suenyo, ¿no estaríamos cambiando también nuestro Yo, no estaríamos eliminando parte de lo que nos hace ser nosotros mismos?

Quizá es que no he vivido ninguna experiencia lo suficientemente terrible como para quererla desterrar de mi cabeza, suprimirla definitivamente. Y las he vivido malas -creo-, pero después de tiempo de sufrimiento, consigo colocarlas dentro de mí. Pero no hubiera querido acelerar el proceso de cicatrización de las heridas con una píldora del olvido. Creo que perdería demasiado de mí, de quién soy...

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